Y es que la mayor parte de la población colombiana tiene ancestros cercanos nacidos en el campo, que mantienen las costumbres y memoria histórica a través de su cultura. “Como aquella canción A Quién Engañas Abuela, que contaba la historia del conflicto de una manera tan directa pero tan hermosa, el poder entender también cómo transmitían los saberes del ordeño a través de los cantos en el Llano, el cómo también te enamorabas a través de las danzas campesinas”, ilustra poéticamente el director de Poblaciones. Sin embargo solo a partir del año 2023 se reconoce al campesinado como sujeto de derechos, entre ellos de derechos culturales, los cuales busca garantizar el Ministerio a través de la construcción de una política de culturas campesinas.
Hoy, por primera vez, el Ministerio de las Culturas tiene un equipo que se enfoca en el trabajo con el campesinado y que en diálogo con sus organizaciones en diferentes encuentros y en la Comisión Mixta de Asuntos Campesinos está trabajando para “construir unas narrativas plurales alrededor del campesinado, entender que este también está en el agua, en la pesca, en los páramos, donde cultiva el agua, es decir, que cultiva la vida. Entender que el campesinado protege a través, por ejemplo, de la apicultura responsable a las abejas, que son la base de la vida humana”, apunta Castiblanco.
De allí se derivan proyectos como el Plan Especial de Salvaguardia de los conocimientos y técnicas asociadas a la pesca artesanal en el río Magdalena; el reconocimiento y fortalecimiento de espacios para las parterías campesinas; la identificación de los saberes asociados a la cocina campesina y su aporte a la soberanía alimentaria; el Encuentro Nacional del Colectivos de Comunicación Campesina; y
y la inclusión, por primera vez, de becas para la población campesina en el Programa Nacional de Estímulos.
Se trata de becas de temática abierta para fortalecer procesos culturales campesinos. “Con esta convocatoria quisimos llegar a diferentes regiones y poder entender cuáles son las expresiones culturales del campesinado que a veces no comprendemos o que desconocemos. ¿Será que encontramos relaciones de las artes plásticas y visuales en la ruralidad?” Entonces, las becas también generan conocimiento para la formulación de la política de culturas campesinas.
En las poblaciones indígenas y campesinas la cultura se expresa en el diario vivir. “No es como en las ciudades donde la cultura es un momento específico en que va a un concierto o que en el colegio se monta una obra de teatro; sino que la cultura hace parte de la cotidianidad, porque hay un ejercicio de memoria y de tradición de saberes que está, por ejemplo, en la gastronomía, donde las cocinas están relacionadas con la sanación”, explica Castiblanco.
Sin embargo los retos son grandes. Uno de ellos es incluir en el Plan Nacional de Culturas la dimensión de interculturalidad. La cual se refiere a comprender que el campesinado comparte territorio con poblaciones indígenas y afro, y además que hay un campesinado afro y un campesinado indígena. “Fue el mismo campesinado el que nos indicó incluir la dimensión de interculturalidad en nuestro trabajo. Si no trabajamos desde la interculturalidad, no habrá sostenibilidad en los procesos”, subraya el Director de Poblaciones.
Como dicen las organizaciones campesinas, “nada sobre nosotras sin nosotras y nada sobre nosotros sin nosotros”.©