La industrialización de la agricultura y los avances biotecnológicos han puesto a las semillas en el centro de atención de empresas e inversionistas. La economía de pequeños campesinos se ve afectada por nuevas políticas económicas
Por: Andrés A. Gómez martín.
La industria biotecnológica busca acelerar los procesos naturales en términos de crecimiento y desarrollo de las semillas para que de esta forma los cultivos como el maíz, el algodón o el arroz sean modificadas genéticamente y la producción se de en lapsos de tiempo más corto y haciendo de los cultivos resistentes a plagas y enfermedades. Sin embargo la discusión a nivel mundial sobre la implementación de estas semillas en los cultivos está abierta.
Algunos países como Alemania, Italia o Francia han prohibido el uso en sus territorios de cualquier tipo de semilla o cultivo transgénico. Estudios como el de la Universidad de Caen (Francia), demostraron en experimentos con roedores, que el consumo prologando de alimentos transgénicos producía más tumores cancerígenos que en los roedores que no consumieron esta clase de alimento.
María Andrea Uscategui es la directora de la asociación vegetal agrícola que respalda el uso de las semillas transgénicas. La funcionaria destaca que el uso de las semillas transgénicas es útil para la sociedad porque gracias a estas se pueden producir más y mejores alimentos que garanticen la alimentacióna nivel mundial.
En el congreso de la República se ha tocado este sensible tema, el Senador Jorge Robledo, aseguro que en el año 2008 los productores de algodón perdieron cerca 100 mil millones de pesos y la afectación del 30 % del cultivo debido a que en regiones del Tolima y de Córdoba se usó la variedad de semilla DP 450.
En este panorama los pequeños agricultores se enfrentan con sus semillas nativas o criollas y modos tradicionales de cultivo, a las semillas certificadas o semillas transgénicas propiedad de grandes empresas biotecnológicas.
Según un informe de la REVISTA SEMANA, existe una ley que tiene espacios grises en materia de regulación de las semillas en Colombia. La resolución 970 de 2010, busca entre otras cosas asegurar la Fito sanidad de las semillas, por lo que las semillas criollas o semillas locales quedan catalogadas como semillas no certificadas o de contrabando.