La pesca ilegal está agotando los recursos marítimos en todos los océanos del planeta, según datos la FAO.
Por: Andrés A. Gómez Martín
En los océanos del mundo se está librando una batalla por la supervivencia. Los pescadores piratas realizan faenas de pesca ilegal agotando los recursos y poniendo en peligro a cientos de especies de peces que, sin ningún cuidad, son atrapados en las redes de barcos factoría. A este tipo de pesca se le denomina INDNR, por su siglas en inglés.
Según información de la FAO y de organizaciones no gubernamentales, se estima que el mercado ilegal de pesca genera cada año 9 mil millones dólares en ganancias para los traficantes, pero a su vez produce 60 millones de dólares en pérdidas para los países más afectados por esta forma de pesca especialmente en países en vías de desarrollo, como el nuestro.
Las especies que son más perseguidas por esta industria son el atún, los merlines, los tiburones, así como algunas especies de aguas profundas como el pez rojo y el calamar.
La pesca ilegal es una industria que está en crecimiento desde la última década, y es que según datos de la World Wildlife Fund for Nature (WWF o Fondo Mundial para la Naturaleza) se estima que el 50% del total de pescados de todas las clases que son atrapados, son debido a la pesca ilegal.
Costa Rica, por ejemplo, emitió una alerta debido a la alta desaparición de algunas especies de tiburón que habitaban su mar territorial y señaló a barcos de origen chino como los principales cazadores furtivos que extrajeron desde la década de los 60 alrededor de 15 mil toneladas de peces, entre ellas varias clases de tiburón en búsqueda de su aleta y de su aceite.
Una de las formas que tienen los barcos para pescar ilegalmente se conoce como “banderas de conveniencia”, esta táctica consiste en matricular las banderas de los barcos en países que no hacen parte de acuerdos internacionales en materia de protección de los recursos marinos. También, las tripulaciones y los capitanes son de orígenes diferentes para dificultar su traslado a puerto en caso de ser capturados. Alrededor de 1.500 barcos en el mundo utilizan esta forma para salir a altamar.