Los datos proyectan que la deforestación en el 2019 disminuyó, aunque levemente, o se mantuvo relativamente estable en cuatro de los cinco países amazónicos incluidos en el estudio. Las cifras, publicadas el 11 de febrero, son preliminares hasta el momento, según afirma el investigador Matt Finer, y es probable que las estadísticas oficiales se divulguen a mitad de año. Finer llevó adelante el análisis y es un ecologista del Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés), una iniciativa de la organización sin fines de lucro Amazon Conservation.
De todas formas, señaló: “Es un momento fascinante en el que tenemos los datos del 2019”. Finer y sus colegas utilizaron datos de las actualizaciones de alerta temprana correspondientes al año y los compararon con las cifras de pérdida boscosa de la Universidad de Maryland, que se remontan hasta el 2001. Para eliminar las áreas previamente despejadas que podrían haber perdido cobertura boscosa, se concentraron sólo en alertas correspondientes a zonas de bosque primario.
MAAP utiliza monitoreo de bosques en tiempo real para informar sobre la deforestación a medida que ocurre. En septiembre, el equipo demostró que muchos de los incendios en la Amazonía brasileña que enardecieron a los medios de todo el mundo estaban quemando áreas recientemente despejadas y no eran incendios forestales descontrolados que quemaban selva virgen. Todo sea dicho, es probable que Brasil haya perdido más de 9700 km2 en el 2019 de su 60 % de la Amazonía.
Comparado con los datos de la Universidad de Maryland de los últimos años, este descubrimiento indica que la deforestación disminuyó ligeramente en Brasil. Los cálculos oficiales del Gobierno concuerdan, por lo general, con el área total deforestada en el 2019. Sin embargo, los datos del Gobierno no registraron el impresionante repunte de pérdida de cobertura boscosa que registró la investigación de la Universidad de Maryland. Como explica el grupo de monitoreo forestal Global Forest Watch, el hecho de que los datos del Gobierno no incluyen la pérdida de bosque a causa de los incendios ni registre la degradación además de la deforestación podría explicar la discrepancia.
Por el contrario, el grupo reveló que los incendios en Bolivia, donde la deforestación aumentó hasta cubrir 1350 km2 (521 mi2), probablemente traspasaron los límites de los campos de los agricultores, donde ellos estaban acostumbrados a preparar la tierra para cultivar dentro de un bosque en pie. En otras palabras, según afirma Finer, la situación en Bolivia era “mucho más de lo que el público tenía en mente, que eran incendios prescritos descontrolados”.
Artículo por: Mongabay Latam.