lunes, noviembre 4, 2024
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Carta del campo: ¿Por qué me dices cachaco si soy costeño?

Esta es la historia de un habitante rural de las bellas tierras de Valledupar, quien nos cuenta que el hecho de tener tez blanca y cachetes rosados no le quita lo costeño.

En la década de los 40, por culpa de la guerra bipartidista se originó un éxodo santandereano hacia nuestras tierras, más exactamente en La Serranía del Perijá. Colonizando estos territorios , hombres y mujeres junto con sus hijos comenzaron una nueva etapa en la cual con el transcurso del tiempo constituyeron, adaptaron y conservaron su cultura.   

Al pasar de los años, la nuevas generaciones se fueron mezclando progresivamente, a tal punto que no se llegó a saber si eran cachacos o si realmente eran costeños, esto debido a la unión de costumbres santandereanas y costeñas que fueron adoptando en conjunto y no por separadas.

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Gracias a todas estas mezclas, ahora yo no sé que soy, porque el resultado de todo esto vuelve complejo la situación desde los diferentes puntos de vista.  Son costeños hablando con la S y pieles claras, cachetes rojos, y cuando voy al centro de la costa me dicen “eres cachaco”, cuando en realidad no conozco en lo absoluto el departamento de Santander, ni siquiera aguachica que es costa y está cerca de ellos, además, no crecí en otras regiones.

Algo sí sé, que mi apariencia física no me quita mi sabor y que el resultado de esto comprende la riqueza de la integración intercultural en nuestro país. Sin embargo, yo sigo diciendo ¿Por qué me dices cachaco si soy costeño?

Por: Grupo Castillo. Red de reporteros rurales en Valledupar.

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