Carta del Campo: La muerte de nuestro campo

En la vereda Panamá en el municipio de Silvania, Cundinamarca, el campo se nos acabó a causa de la construcción de condominios, clubes y fincas de recreación. Esta es la reflexión que hace una habitante rural de este municipio.

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Foto: Luis Alberto Vásquez. Estudiante de Escuelas Digitales Campesinas - EDC.

Me cuenta la señora Silvia, habitante de esta vereda y dueña de la finca donde vive, que hace cuarenta años atrás, nuestra vereda se componía de grandes terrenos cultivados en café. Eran fincas ganaderas donde había bastante ganado, incluyendo las vacas de ordeño. También había caballos, mulas, burros, cerdos y gallinas. Había mucho trabajo para todos los habitantes.

También había fincas donde se cultivaba productos como la papa, maíz, yuca, arracacha, aguacate, plátano de varias clases, caña de azúcar, tomate, verduras y hortalizas.  Árboles frutales como naranjo, mandarino, mango, guanábano, limón y banano.

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Había zonas de bosques donde se iba a cazar animales de carne comestible. No habían carreteras por lo tanto no había contaminación. Para ir de un lugar a otro, los habitantes lo hacían por caminos de herradura.

El agua de las quebradas nunca se secaba, porque estaba protegida por zonas cubiertas de árboles.

Foto: Luis Alberto Vásquez. Estudiante de Escuelas Digitales Campesinas.

Dice la señora Silvia que con el paso del tiempo la vereda fue cambiando. Los campesinos que cultivaban y cosechaban sus productos, los llevaban al pueblo para venderlos, pero eran pagados a mitad del precio normal. Esto hizo que los agricultores no cultivaran más estos productos y tuvieran que vender sus fincas. Ellos abandonaron el campo y se desplazaron a la ciudad.

Así se dio inicio a un gran problema, la muerte de nuestro campo. Las personas que compran estas fincas, no continúan con el cultivo de estos productos agrícolas sino que inician un proceso de destrucción, talando los árboles del bosque y los árboles de las zonas de las quebradas.

Esto ha venido arrasando con toda clase de cultivos, acabando con las fincas ganaderas y con toda clase de animales, para dar inicio a la construcción de grandes condominios, clubes y fincas de recreación.

Hoy en nuestra vereda, el 60% de nuestro campo está muerto y el 40% que nos queda agoniza lentamente.

Por: Luis Alberto Vásquez. Estudiante de EDC en Silvania, Cundinamarca

1 COMENTARIO

  1. Es muy real este relato y a la vez la mentable la cituacion que viven nuetros campesinos colombianos, asotados por la violencia,pocas garantias para obtener una mejor calidad de vida.

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