Esta, es una carta escrita en días pasados por José Ali Ricard Perea, quien hizo un reconocimiento a su padre y maestro, uno de los maestros de ese Chocó de antaño, en la bella costa pacífica, donde se aprendía con las Escuelas Radiofónicas de Colombia de ACPO con su ejemplar emisora Radio Sutatenza. Él fue de los que combinó la educación radial con la educación a tiza limpia y tablero, un homenaje a Ricard Garcés. A continuación su prosa:
“Hoy parece un día común y corriente en el transcurrir del Valle, Chocó, mi pueblo, pero este día y fecha en especial tiene un gran significado para la familia Ricard Perea. El 8 de octubre del año 1938 nació mi madre Aracelly Perea Córdoba allá en Juradó, en la frontera con la hermana República de Panamá, pero aquí vivió desde su juventud temprana y aquí formó una familia, una gran familia.
Así que hoy estuviéramos celebrando su cumpleaños número 83, pero como la muerte no es el fin de la existencia de nuestros seres amados, sino que marca una forma diferente de tenerlos, sentirlos y amarlos, en honor a esta celebración de cumpleaños, en cuerpo distante, hemos traído los restos mortales de nuestro padre Auli César Ricard Garcés, su esposo y compañero eterno, en cumplimiento de su voluntad, para que descanse a su lado, y permanezcan juntos, unidos por la eternidad.
Este día celebramos el regreso de mi padre al Valle, Chocó, después de 10 años de su fallecimiento, el 9 de abril de 2011 en la ciudad mágica de Roldanillo, Valle del Cauca, lugar donde disfrutó sus últimos años de vida. Es el regreso a su tierra, aquella tierra que pisó de niño allá en los años 30, cuando sus padres Guillermo Ricard Mendoza y Eulogia Garcés Salge, venidos desde Quibdó decidieron que era El Valle, en esa época apenas un pequeño caserío, el lugar donde se establecerían para siempre.
Ya no queda nadie con vida de esos viejos de antaño que puedan hoy contarnos de aquellos tiempos memorables, solo queda en la memoria de pocos los recuerdos de las vivencias compartidas con quienes fueron el profesor Guillermo Ricard y la maestra Eulogia Garcés, pero de lo que sí estoy seguro es que no podremos sacar de nuestras entrañas las enseñanzas y el legado que han dejado en este pueblo que llegó a convertirse en el referente de la educación en todo el litoral del Pacífico.
Fueron más de 40 años dedicados a la educación, la educación como vocación y servicio, a esa educación que se ejercía a punta de sacrificio, por amor y como compromiso irrenunciable, persiguiendo como única recompensa lograr transformar las vidas de sus alumnos. Fueron muchos los caminos recorridos a pie, días y noches en medio de la selva, como fueron muchas las afecciones respiratorias, porque en muchas de esas caminatas les tocaba pasar el día entero con la ropa mojada por las intempestivas lluvias que son frecuentes en nuestra región.
Pero nunca flaqueó, nunca se quejó y nunca renunció a cumplir con el juramento que hizo a sus padres, de continuar construyendo el legado que ellos habían iniciado. Fueron la Escuela Miguel Ángel Arcos y la Normal Santa Teresita del Valle, Chocó, las instituciones educativas a las que dedicó la mayor parte de su tiempo de servicio. Allí, en sus aulas, como maestro de escuela y como profesor del área de sociales, contribuyó a la formación de cientos de sus alumnos que hoy sobresalen como maestros o profesionales en diversas áreas del saber. Muchos disfrutamos de sus enseñanzas, de la narrativa de sus historias, de sus consejos, de sus motivaciones para que fuéramos grandes profesionales. Quienes seguimos sus consejos y enseñanzas, damos testimonio de su buena dirección.
Hoy, en honor a la memoria de los grandes personajes que le han dado reconocimiento y distinción a este hermoso pueblo como centro de la educación en el litoral Pacífico, en reconocimiento al legado de grandes maestros como Guillermo Ricard Mendoza, Eulogia Garcés, Paulino Abadía, Isabel Abadía, Felipe Mena, Guzmán Anelio Bermúdez, Clodomiro Córdoba, Nelson Lemus, Antonio José Fajardo y otros que se escapan de mi memoria.
Las instituciones educativas del Valle deben recobrar su lugar y reconocimiento en el departamento del Chocó y en Colombia, pues en donde sea que hemos estado ejerciendo profesionalmente los egresados de la Normal, como del Instituto Agrícola, hemos sabido dejar bien en alto el nombre de nuestras instituciones educativas de base. Que no se nos olvide que “es la educación el motor de desarrollo de los pueblos y, por tanto, la única herramienta para salir del atraso en el que seguimos sumidos”.
Hoy, la tierra arenosa y fresca del Valle albergará como su morada eterna los restos mortales de Aulio César Ricard Garcés, el maestro, el esposo, el padre, el ciudadano respetable de siempre. Descansa en esta tu tierra, en la que construiste tu legado de gran educador. No resta más que decirles a todos los que le conocieron y trataron, a quienes fueron sus compañeros y alumnos ¡gracias! por haberlo tolerado, por guardar en ustedes y poner por obra algunas de sus enseñanzas, Dios bendiga con su inmenso amor cada día de su existencia”.
Por: José Ali Ricard Perea. Habitante de Chocó.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.