La zona rural del departamento del Caquetá está habitada por personas cálidas y especiales, acogen a quienes visitan su región como si fueran viejos conocidos unidos por un lazo invisible de hermandad. Abren de par en par las puertas de sus moradas brindando la mejor atención, son inmensamente hospitalarios, pues en estas regiones se aplica el dicho: “El único peligro que se corre es el de no quererse ir”.
Quienes visitan estos territorios llenos de encantadores y mágicos paisajes, se llevan una imagen muy distinta al estigma que se tiene al interior del país. Los visitantes conocen personas que verdaderamente aman el oficio de cultivar la tierra, cuidar de sus ganados, formar familias con valores.
Tienen en sus manos una bonita e invaluable responsabilidad social y comercial, con su incansable vocación agrícola y ganadera llevan a las cabeceras municipales productos que enriquecen la variedad gastronómica de la región. Con la venta de sus productos logran sostener a sus familias y a la vez hacer mejoras en sus propiedades, ya sea con infraestructura o inversión en proyectos productivos.
Con motivo del paro nacional y su efecto en la economía del país, se ha potenciado el valor que tiene la población rural al proveer a las plazas de mercado con sus productos, minimizando la carencia de alimentos de la canasta familiar.
Creyendo en los jóvenes y el crecimiento del campo
Teniendo en cuenta la perseverancia y empuje que le imprime el campesino de esta región a los proyectos productivos, Cáritas Noruega a través de Cáritas Colombia y Pastoral Social de la Iglesia Católica, realizan intervención en la región del Caquetá en 8 Instituciones Educativas de 7 Municipios, con el proyecto Pescado para el Desarrollo.
Que tiene como objetivo la formación de 300 jóvenes del Caquetá y sus familias en acuicultura, en busca de construir capacidades que les permitan acceder al mercado laboral, además de aportar a la seguridad alimentaria de la comunidad y poder crecer como microempresa familiar.
Este proyecto viene acompañado de capacitaciones que fortalecen los conocimientos académicos a la par de acción y formación social, abordajes con los que se busca potenciar las fortalezas individuales y grupales, permitiendo que el integrante del proyecto quede con la capacidad de sortear las dificultades que se le puedan presentar.
Logrando una formación integral que le permita seguir engrandeciendo su loable e importante labor como embajadores de sus territorios, despensa agrícola y ganadera del país, gracias al importante apoyo institucional e incansable espíritu de lucha.
Por: Fanery Cabrera Ramírez, Facilitadora educativa del Proyecto Pescado para el Desarrollo.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.