Fue un domingo de 1958 el día que se empezó a distribuir el prime número del periódico El Campesino. Un medio de comunicación que adquirió, con el paso de los años, importancia nacional, que influyó de manera decisiva en aspectos relacionados con la vida económica, política, social y cultural del campesinado colombiano.
La experiencia que inició con la puesta en funcionamiento de la primera emisora educativa, cerca al municipio de Sutatenza (Boyacá), se convirtió, pocos años después, en Acción Cultural Popular (ACPO), una institución de tipo social que utilizó los medios de comunicación para fomentar y propiciar la Educación Fundamental Integral. Esta enseñanza consistió en dar una serie de prácticas, ideas y contenidos a los beneficiarios de los cursos, para crear unas pautas de pensamiento, formas de comportamiento y actitudes que contribuyeran a genera competencias y capacidades para la gestión y solución de las necesidades propias del entorno. A través de la enseñanza en diferentes cursos, denominados nociones desde la Educación Fundamental Integral, los estudiantes adultos aprendían a leer y a escribir, matemáticas básicas, aspectos sobre el cuidado de la salud, el manejo de la economía, el trabajo y la espiritualidad.
En el informe enviado por ACPO a la Conferencia Episcopal de 1957 de previó trabajar en otras áreas de conocimiento y usar diversas herramientas. El semanario El Campesino, fue el segundo medio de comunicación en importancia utilizado por ACPO para implementar su enseñanza. Tuvo circulación nacional y se identificaba a sí mismo como el periódico del campesinado colombiano. Su primera edición tituló: “Un semanario al servicio y en defensa de los campesinos de Colombia”. Su distribución se realizó, después de la habitual misa de domingo, en diferentes lugares del país desde el 29 de junio de 1958 y durante algo más de cuatro decenios. Junto con las emisoras de Radio Sutatenza, El Campesino formó parte del sistema de medios de comunicación utilizados para impartir educación en diversas áreas a quienes vivían en las zonas rurales. Este semanario llegó a los lugares más alejados del país y se distribuyó mediante una organizada red que incluía a los mismos campesinos.
Con el paso de los años ACPO se consolidó como una organización de carácter nacional que cubría amplios sectores de los departamentos de Antioquia, Atlántico, Bolívar y Boyacá, entre otros, con un total de 238.583 estudiantes y una circulación anual de El Campesino en 1964 de 3.388.542 ejemplares en todo el país. El crecimiento en el número de estudiantes y el número de escuelas llevó a establecer un sistema de enseñanza que pudiera cumplir con los objetivos propuestos a través del tiempo, pero sobre todo, que lograra llevar educación a los sectores menos favorecidos.
Desde 1960 y durante algunos años de la circulación del semanario, se difundió a través del periódico un diagrama de documentos de trabajo y de carteles en los que se podía ver los aspectos centrales y distintivos del modelo educativo ACPO, ligada de manera estrecha a la formación de líderes y dirigentes campesinos y al posicionamiento de los auxiliares inmediatos como sujetos claves en la organización de las Escuelas Radiofónicas y de la institución en general.