Los Llanos orientales son una de las regiones más extensas de Colombia, desde el pie de monte llanero en donde nacen decenas de ríos que finalmente desembocan en la región del Orinoco en la frontera con Venezuela.
Por: Andrés A. Gómez Martín.
A la media noche de un jueves del mes de diciembre, Jairo Solano de despierta, alista su ropa de trabajo y la maleta que lo acompañará durante en las carreteras llaneras.
Jairo conduce un bus, un enorme bus de Coflonorte, está por cumplir 20 años en la empresa, ese jueves debe viajar de primero hacia Arauca. En un hotel cercano al terminal de buses de Bogotá, hace los últimos preparativos. Antes de salir siempre levanta una oración a la Virgen del Carmen para que lo acompañe en las próximas 24 horas.
Jairo nació en Sogamoso, es el hijo mayor de 3 hermanos, sus padres fueron campesinos que cultivaron papa y cebolla en el departamento de Boyacá. Los Solano se dedicaron al transporte, sus dos hermanos menores conducen tractomulas, todas de su propiedad.
A la 1 de la mañana llega en un taxi al modulo de parqueo de la empresa, allí lo espera su compañero de viaje, un joven de 22 años oriundo de Paz de Ariporo, en el departamento de Casanare. Ambos empiezan la jornada laboral, el bus ya está listo para viajar.
A las 2 de la mañana, el gigante bus plateado, con líneas azules y blancas enciende las luces, el motor y el letrero de destino. Los pasajeros, 32 en total ya están listos para subirse al bus, les esperan casi 18 horas de viaje, en las que cruzaran los departamentos del Meta, Casanare y Arauca.
Cuando Jairo tenía apenas 17 años, ya manejaba un viejo camión Ford, en el transportaba cebolla, papa, zanahoria y ganado desde Sogamoso hasta Yopal. El joven que lo acompaña es el ayudante de viaje, trabaja en los buses para ahorrar dinero y así poder ir a estudiar a universidad pública de Boyacá en la ciudad de Tunja.
A las 3 de la mañana inicia el viaje, primero deben llegar a Villavicencio, de madrugada la vía tiene mucha neblina y las tractomulas petroleras ocupan toda la carretera. En Villavo los espera el desayuno, caldo de pescado o de costilla pero también la típica carne a la llanera.
Desde el Meta, la carretera es plana, las rectas casi que se pierden en el horizonte del sol naciente, a los costados de la vía, llaneros criollos llevan al ganado, encima de sus imponentes caballos los lazos de la vaquería le dan la dirección a las vacas.
El bus avanza, cruza ríos, pequeños pueblos y cacerios; muchos esperan el Libertadores porque él lleva el periódico desde Bogotá y otras encomiendas de gran importancia.
Luego de 17 horas, Jairo llega a Arauca, cansado pero satisfecho ha cumplido una vez más con su trabajo. En las próximas 24 horas deberá viajar de nuevo a Bogotá y allí partirá una nueva aventura, lo esperan 20 horas de viaje hacia Cartagena.