El cuidado del medio ambiente y la reducción de CO2, dos condiciones para mejorar el panorama del campo colombiano.
Por Daiana González
Según informe de las Naciones Unidas, los efectos del cambio climático son irreversibles. La emisión de gases de efecto invernadero es más alta que nunca y cada vez son mayores los casos de climas extremos en todo el planeta. Al centro de todos estos cambios ambientales está el agro, como el principal afectado, que requiere de forma prioritaria, acciones para contrarrestar la contaminación.
La iglesia católica y organizaciones de derechos humanos han visto con preocupación el tema. Es por eso que para el mes de junio, el papa Francisco se refirió sobre el cuidado de la “Casa Común”, como nombró al planeta tierra en su encíclica ‘Laudato Si’, un documento de 190 páginas que habla sobre la huella ambiental que ha dejado el ser humano en la tierra, por culpa, en gran parte, de un sistema económico basado en la acumulación.
“La tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes -sobre todo el carbón, pero aún el petróleo y, en menor medida, el gas- necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora”, afirmó.
Mientras que, el penitenciario Mayor de la Iglesia, el cardenal, Mauro Piacenza, en su visita a Colombia, se refirió a la encíclica del papa Francisco, no como una visión política, como muchos mandatarios la han visto, sino como una visión ecologista. “El respeto de todo el ambiente se encuadra en el respeto del ser humano”, expresó el cardenal.
Por otro lado, Colombia es uno de los países miembro de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en París, COP21, quien hace poco dio a conocer la lista de compromisos en la reducción de emisiones de carbono, que incluyen la aplicación de los Planes de Acción Sectorial (PAS) en transporte, vivienda, residuos, energía, industria, agricultura, hidrocarburos y minería.
Colombia también se refirió a la promoción de técnicas de aprovechamiento de residuos sólidos como el compostaje, además de la promoción de extensión agropecuaria orientada a la eficiencia en el uso de recursos, así como a promover sistemas alternativos de producción, como los silvopastoriles.