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Basílica del Divino Salvador, del Santo Cristo y San Diego de Ubaté

Basílica del Divino Salvador, del Santo Cristo y San Diego de Ubaté
Por: Julio Castillo | Septiembre 04 de 2014

Templo parroquial del municipio de Ubaté, cundinamarca.

El municipio de Ubaté, Cundinamarca, mantiene con orgullo la Basílica Menor del Santo Cristo de Ubaté, dándole esta dignidad el Papa Juan Pablo II el 3 de Enero de 1992 y declarada Monumento Cultural de la Nación por el Ministerio de la Cultura, atendiendo a su incomparable perfección arquitectónica de estilo Gótico Francés, convirtiéndose en uno de los templos más destacados de nuestro país.

Su construcción se inicia colocando la primera piedra el 6 de Agosto de 1921 por los arquitectos Constantino de Castro y el Holandés Antonio Stoute, esto ocurre en el mismo sitio que ocupará la primera iglesia doctrinera de comienzos del siglo XVIII. La obra culmina el 27 de octubre de 1939. Su estilo neogótico francés deja entrever una aguja principal de 65 metros de altura, tres naves en forma ojival, columnas en piedra, expresiones del arte ojival o flamígero, rosetón y vitrales con motivos religiosos.

Se destaca en su altar mayor el milagroso Santo Cristo de Ubaté, el enorme fresco ejecutado por los señores Uriel y Gustavo Rodríguez en 1942, sus altares menores y toda la arcada con su fina ornamentación, dan una imagen de majestuosidad.

Cuenta la historia que una tarde de diciembre de 1639, la imagen del Santo Cristo Crucificado de Ubaté se suspendió en el aire, su rostro cambió de aspecto y su cuerpo sudó. Antes de este fenómeno, (al que se le denomina renovación) del que fueron testigos un sacerdote y una barrendera, el Cristo era una escultura desproporcionada. Era tosca e imperfecta y según algunos padres de la época movía más al desprecio que a la devoción.

A partir de ese acontecimiento, la historia del Cristo cambiaría radicalmente. Sin tocarlo, aparecieron las heridas, se plasmó una nueva mirada en su rostro, esta vez de sufrimiento y su imagen comenzó a hacer milagros. Son muchos los milagros que los habitantes de Ubaté le atribuyen a su imagen. Desde esta fecha hasta nuestros días, los feligreses campesinos y muchos turistas, se acercan con fe y devoción al Santo Cristo con el ánimo de renovar su compromiso de amarle y seguirle.

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