La ganadería, actividad económica que beneficia a nuestro país, además de aportarnos todo tipo de productos cárnicos y lácteos, también debe ser un proceso productivo comprometido con el medio ambiente. Cuando esta actividad se desarrolla en lugares no aptos, como parques naturales, reservas o ecosistemas biodiversos, puede representar una pérdida incalculable para la vegetación. En ciertos lugares del país, la frontera ganadera ha sobrepasado los límites de los ecosistemas, como es el caso de la selva amazónica, algunos páramos y otras reservas naturales. Con esta propuesta se busca usar aves para recuperar los bosques subandinos que han sido afectados por la ganadería.
La investigación que se ha llevado a cabo en el municipio de Tena, Cundinamarca, ha utilizado algunas especies de plantas como herramientas principales para reforestar. Sin embargo, Néstor Peralta, magíster en Biología de la Universidad Nacional de Colombia y quien lidera esta investigación, descubrió que las aves podían acelerar estos procesos. Aunque las plantas generan vegetación nueva y proporcionan los nutrientes necesarios para la recuperación del suelo, las aves son una buena alternativa para recuperar los bosques subandinos.
Para el proyecto piloto se introdujeron 442 individuos de aves de 24 especies distintas. En la zona se instalaron perchas o estructuras especiales para dar acogida a los animales que tienen como habitat arbustos, árboles y enredaderas. Las aves en su mayoría frugívoras e insectívoras se instalaron allí durante un año. En estas estructuras se depositaban las semillas con las que las aves aceleraban el proceso de reforestación. (Lea: Más de 100 tortugas serán liberadas en el Magdalena)
Estas plantas producen más frutas y comida para las aves, lo que incrementa la población y favorece la recuperación del territorio. En total se instalaron 40 perchas en lugares visibles dentro de la vegetación. El proyecto ha sido muy exitoso y en países como Brasil se lograron obtener hasta 91 individuos vegetales nuevos. De la misma forma, se superaron las cifras de Australia que solo registró 0.79 especies leñosas por metro cuadrado, a diferencia de Tena, donde se reportaron 2.28.