Según su tradición milenaria, los guardias indígenas han protegido los lugares que consideran sagrados y han trabajado por restablecer el orden en sus comunidades, velando por el equilibrio del medio ambiente y por la sana convivencia entre las personas que siendo parte o no de la comunidad, transitan por su territorio. Actualmente, se enfrentan a la pandemia de COVID – 19 y hacen todo lo posible por evitar que esta afecte al pueblo indígena.
Su poporo, su mochila y su arma el bastón de la paz, el cual usan en defensa de la vida y de la madre tierra, los han cambiado por atomizadores con alcohol y otros suplementos sanitarios. Pues son ellos los que están lavando las manos de los y las indígenas que salen y entran a los resguardos con un permiso previo.
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Dentro de su plan de contingencia pacífica, pasan las 24 horas en puestos de control asegurándose de que ninguna persona externa pase hacia sus territorios, especialmente turistas o funcionarios de compañías privadas. Ante la escasez del alcohol y el cloro fabrican sus propias sustancias para desinfectar carros y motocicletas.
Luis Acosta, coordinador de la guardia indígena a nivel nacional menciona: “Con los pocos recursos que tenemos hemos comprado jabón del barato. Pero no nos alcanza para comprar guantes y tapabocas, solo tenemos la protección de los espíritus. Sabemos que estamos arriesgándolo todo, pero como miembros de la guardia nuestro deber es proteger la vida”.
Custodiando en medio de las adversidades
Hay más 300 indígenas en la guardia kankuama, entre otras tribus indígenas, que durante largas jornadas, sin importar las inclemencias del clima, a lo largo del territorio colombiano están velando por que se cumplan las normas de bioseguridad, además de hacer tareas de armonización, desinfección y control de vehículos.
Desafortunadamente algunos de los guardias indígenas han recibido amenazas por parte de personas con terrenos cercanos que pretenden transitar sin permiso y saltándose los controles sanitarios.
Sumado a este tipo de situaciones, se encuentra la falta de garantías de bioseguridad, económicas y alimentarias, así como el poco apoyo de las autoridades locales y del gobierno nacional, lo que ha llevado a que en algunas zonas se levanten de forma permanente los puestos de control, afectando de forma directa a las comunidades indígenas que tanto han luchado por sus derechos.
Es de vital importancia reconocer esta labor voluntaria que vienen desarrollando los guardias indígenas durante una época marcada por la crisis sanitaria y social que atraviesa el país. Además, se debe tener en cuenta que son una de las poblaciones más vulnerables y que de no recibir el apoyo necesario verían afectada no solo su salud, sino sus prácticas y conocimientos ancestrales.
Por: John Alexander Saavedra. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.