Cerca de las nueve de la noche del 26 de abril se dio apertura al sexto Festival Río Paz, en el corregimiento de Rionegro, municipio de Puerto Rico, Caquetá. A través de un canelazo presidido por la Asociación de Jóvenes por Rionegro – ASOJORIO, se compartió con todos los jóvenes que vinieron al encuentro junto a la compañía del equipo de trabajo del proyecto Amazonía Joven liderado por Corpomanigua, el Vicariato de San Vicente del Caguán y Acción Cultural Popular – ACPO, con financiación del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea en Colombia y la Fundación Bolívar Davivienda.
En un departamento donde la violencia ha dejado marcas en la piel, la forma más adecuada y sencilla de olvidar el pasado y disfrutar del día diario a través de la cultura; ese olor épico y romántico que exhala las aventuras de estos jóvenes que le ponen el alma a todo aquello que los enriquece y los hace ser mejores seres humanos. Y es que para este festival se sumaron no solo los jóvenes y demás habitantes del caserío, sino también jóvenes de las diferentes veredas aledañas del centro poblado, protagonistas de este festival, lleno de juventud y mucho sabor.
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Definitivamente los colombianos somos sinónimo de esperanza, de creatividad, de dinamismo, de amor, eso se vivió durante los tres días del Festival RíoPaz; actividades llenas de ilusión y simbolismo, como aquel recorrido por las calles principales sujetando una vela incrustada en un trozo de colino de plátano, como ilustración para cuidar el medio ambiente que nos rodea, y más allá, ilustrar una caminata en conmemoración a todas aquellas personas que hoy ya no están, la cual terminó con la iluminación río abajo.
Dentro de este festival, los jóvenes embellecieron a través de la pintura el lugar donde se reúnen a planificar sus actividades comunes, donde ensayaron los bailes que tuvieron como presentación dentro del festival, donde niños, niñas, jóvenes y todo el equipo logístico por parte del proyecto Amazonía Joven fueron espectadores de la magia de estos chicos.
Y como buen cierre, el día domingo, muy a las cinco de la mañana, nos dimos prisa para culminar nuestro recorrido, a través de un ejercicio de sensibilización, recordando las filas que hacíamos cuando estábamos en la escuela, descalzos, siguiendo la voz del líder, percibiendo con los sentidos, como una forma de conexión con la tierra y terminar con sembrar un árbol.
Actividades que dejaron plasmadas las riquezas que guarda este bello caserío, con el ánimo de cambiar todas aquellas cosas que entristecen el corazón, y que más, que hacerlo por medio de actividades culturales que dejaron grandes enseñanzas, como aquellas expresiones de: La guerra se combate con amor, no se puede vivir en el pasado, pintar el presente de colores, frases con olor a paz…
Por: Luz Adriana Mejía Pérez – Facilitadora ACPO – Caquetá
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.