En un evento sin precedentes que ha resonado a través de los corazones verdes de la Amazonía, Colombia ha inaugurado un capítulo histórico en su política agraria. Durante el 8 y 9 de octubre, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, se sentó con líderes representantes de varios pueblos indígenas en la región amazónica oriental con el objetivo de trazar una hoja de ruta conjunta, marcada por la inclusión y el respeto a las tradiciones ancestrales, para incorporar las perspectivas de estas comunidades en la reforma agraria del país.
Un Nuevo Enfoque Democrático en la Reforma Agraria
La ministra Mojica enfatizó que la reforma agraria, vista a menudo como una medida gubernamental, es en realidad un ejercicio democrático. “La reforma agraria es la democracia. Es poder garantizar el acceso a la tierra de las poblaciones que la necesitan y tienen una relación estrecha con ella como los pueblos campesinos, indígenas, negros, las víctimas del conflicto que fueron despojadas; las mujeres rurales, indígenas, campesinas, negras y pesqueras”, señaló la máxima representante del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Este enfoque integrador tiene como objetivo construir un sistema que no solo respete, sino que también celebre las voces y los derechos de estas comunidades, permitiéndoles prosperar sosteniblemente en sus territorios ancestrales.
Por su parte, en el mismo encuentro, la Agencia Nacional de Tierras llevó a cabo una entrega trascendental: la primera expansión del resguardo Titanho Nijaamu, La Libertad, en el Amazonas. Una expansión esperada durante más de dos décadas, que abarca 21,921 hectáreas + 2,852 m² y beneficiará a más de 599 personas. Simultáneamente, la Unidad de Restitución de Tierras presentó medidas cautelares históricas para proteger los derechos territoriales de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, Yurí y Passé, frente a amenazas como la deforestación y la minería ilegal.
Los Pilares de la Transformación: El Decálogo
El punto culminante de esta reunión fue la formulación de un decálogo. Este documento no solo representa los principios fundamentales de la reforma agraria centrada en la Amazonía, sino que también sirve como un faro guía para las futuras políticas gubernamentales. Entre los principios clave se encuentran:
1. La reforma agraria es una reforma para la vida. Ni el país ni el planeta pueden existir sin la Amazonía, el corazón de agua del que dependen la actividad agrícola y la soberanía alimentaria de gran parte de los colombianos, y que ha sido milenariamente administrada y protegida por los pueblos indígenas.
Por eso, la reforma agraria será construida y materializada conjuntamente entre los gobiernos no indígena e indígena, poniendo en el centro sus sistemas de conocimiento y manejo.
2. Los Territorios Indígenas están ordenados por la Ley de Origen de sus pueblos. El gobierno y la administración del territorio se ejercen con base en cosmovisiones y fundamentos culturales que aseguran su integridad y el bienestar de las comunidades. La reforma agraria reconoce el ordenamiento territorial indígena, acoge sus Planes de Vida y se apoya en los instrumentos propios de gestión como herramientas vitales que determinan el manejo de sus territorios.
3. Los sistemas alimentarios indígenas son la base del ordenamiento territorial. Desde el origen del mundo, los pueblos indígenas amazónicos recibieron el territorio y, con él, un orden primigenio. A cada pueblo le fueron entregados conocimientos específicos para manejar la chagra y obtener de la selva alimento suficiente. Se les entregó así la responsabilidad de mantener el orden y el equilibrio y salvaguardar la vida. La reforma agraria promueve el derecho humano a la alimentación y reconoce el lugar que ocupan los sistemas alimentarios indígenas amazónicos en los Planes de Vida como fundamento cultural del ordenamiento territorial, eje de organización social, económica y política y guía del ejercicio de gobierno.
4. El manejo del territorio requiere de la labor cotidiana de hombres y mujeres. Sus saberes y roles son complementarios e interdependientes. Como madres de semillas y dadoras de vida, las mujeres indígenas amazónicas sostienen el bienestar comunitario y el buen vivir territorial. Son ellas quienes avivan el fuego, garantizan el alimento y endulzan la palabra. Maloqueras, lideresas, chagreras y sabedoras, encuentran un lugar en la reforma agraria que promueve un ordenamiento del territorio desde los Sistemas Alimentarios Propios.
5. Los calendarios ecológicos y culturales son herramientas para el manejo del territorio. El ordenamiento territorial indígena hace parte del equilibrio de los sistemas de vida en la Amazonía, pues permite establecer en el tiempo y en el espacio la organización de las chagras, el establecimiento de comunidades, la realización de rituales y los lugares para la obtención de alimento, para la buena salud y buen vivir territorial. La reforma agraria promueve la diversidad, reconoce e integra los saberes propios de los pueblos indígenas.
6. Una reforma agraria para un Estado plural y diverso reconoce y ratifica la visión de abundancia de los pueblos indígenas de la Amazonía. Para los pueblos indígenas amazónicos la naturaleza es sujeto: animales, plantas y minerales son gente. Como gente, tienen capacidad de acción y decisión. Producir y reproducir la vida implica negociar con la naturaleza. Por esta razón, las relaciones económicas y la articulación de los territorios indígenas con el mercado deben considerar estos principios como vocación y razón de ser específica del territorio amazónico.
7. Formalizar las territorialidades indígenas para fortalecer el gobierno y la conectividad biocultural de la Amazonía. La seguridad jurídica de los territorios indígenas es una condición indispensable para garantizar la libre determinación de los pueblos indígenas. La reforma agraria implementará las adecuaciones institucionales para materializar la formalización, protección y el saneamiento de los territorios indígenas y las medidas necesarias para proteger a los pueblos en estado natural, en función de la conectividad ecológica, social y cultural de la Amazonía.
8. La puesta en funcionamiento de los Territorios Indígenas consolida el ordenamiento político administrativo del país. Por ello, la reforma agraria impulsará la articulación interinstitucional e impartirá orientaciones para la correcta delimitación de los territorios indígenas, respetando las decisiones y acuerdos establecidos por los Consejos Indígenas para definir su jurisdicción, en el marco de sus atribuciones constitucionales como autoridades públicas.
9. El diálogo intercultural profundiza la democracia en un Estado diverso y plural. Asumido como conversación entre diferentes sistemas de conocimiento en igualdad de condiciones, se basa en el respeto y el reconocimiento mutuo y, por encima de todo, en el principio cultural indígena amazónico de complementariedad e interdependencia entre diferentes. Desde aquí, la reforma agraria es un escenario para potenciar el encuentro en la diversidad.
10. Los Consejos Indígenas, de la mano con el Gobierno nacional, abrazarán la Paz Total en los territorios indígenas de la Amazonía. Desde las selvas de la Amazonía, como legado para las nuevas generaciones de hombres y mujeres, llegarán vientos de cambio para que la naturaleza provea abundancia para todas y todos. El buen vivir de los pueblos y la consolidación de las entidades territoriales indígenas serán atributos de la reforma agraria que procuran la convivencia y la paz en Colombia.
Un Futuro Sostenible para Colombia
Este acuerdo y decálogo trasciende las fronteras de una simple reforma agraria; es una declaración de profundo respeto por la tierra, la biodiversidad y las comunidades que han protegido la Amazonía durante generaciones. Colombia, al honrar y reconocer la sabiduría de sus pueblos indígenas, ha dado un paso audaz hacia un futuro sostenible y armonioso. Este pacto, más que un simple acuerdo, representa el inicio de una Colombia más justa y equitativa, donde cada voz cuenta y cada vida tiene un significado intrínseco en la historia de la nación.