La espirulina es un tipo de alga cultivada desde 1950 con fines industriales para biodiésel y con fines alimenticios para la piscicultura. Igualmente, es una planta que tiene una concentración de proteína del 69%, es decir que su aporte es mayor al de la carne de res que tiene 22%, al pescado que tiene 20% y a la soya que tiene 30%, lo que la convierte en un superalimento.
En el laboratorio de cultivo de algas del Departamento de Biología de la Universidad Nacional, se ha desarrollado una investigación sobre el potencial de estas plantas, diseñando un protocolo de cultivo y de cosecha artesanal para la alimentación de niños con problemas de nutrición. Un modelo pensado en familias que habiten cerca a fuentes hídricas y que puedan acceder así a un consumo de proteína no animal libre de colesterol que además contiene vitamina B12 y antioxidantes.
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Así mismo, se comprobó que el potencial de las algas no solo va ligado con la alimentación humana y animal, sino que también se pueden aprovechar sus metabolitos para la elaboración de aceites como el de omega 3 y omega 6. De igual forma, los resultados adquiridos en el análisis de esta alga también se podría desarrollar a partir de dichos metabolitos un tratamiento para el cáncer que se da en el neuroblastoma, el de mama, el hepático y de colon.
El cultivo de algas en Colombia representa entonces una oportunidad muy prometedora para apostarle al desarrollo sostenible del país, pues es un alimento adecuado para combatir la malnutrición en las regiones más vulnerables y así mismo es una alternativa para los insumos químicos industriales que tanto afectan recursos vitales como el agua, los suelos y el aire.
Por: Karina Porras Niño. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.