“Hablar de civismo y democracia en el departamento del Chocó se ha convertido en un reto, porque lastimosamente nos hemos visto en el ojo del huracán en múltiples ocasiones y esto ha socavado la fe de las personas que, como yo, nos levantamos cada día con la esperanza de que todo va a cambiar para bien y que nuestros estudiantes, que son también nuestros futuros gobernantes, no van a heredar las prácticas siniestras de los mandatarios actuales”.
Estas palabras salieron con toda la fuerza de la boca del profe Álex como en forma de plegaria cuando le pedí su opinión acerca de la importancia de fortalecer los valores cívicos y la democracia en nuestros establecimientos educativos.
Le puede interesar: Carta del Campo: Con arte se defiende el medioambiente en Nuquí
Casi indignado, entre palabra y palabra, llevaba los dedos índice y medio a su frente como queriendo desentrañar, a fuerza de un ademán ingenuo, las más profundas razones. Contó de paso y con evidente amargura que había recorrido lugares inimaginables donde se ve como el pueblo se abandona a la voluntad de Dios ante la indiferencia de los que tienen más y que usurpan el poder para siempre así, sin más ni más; que salió desplazado de todos los recovecos porque la guerra y el hambre no se soportan y que a la fecha no volvió a saber más nunca de sus estudiantes.
Entre palabras y suspiros, pude entender que el profe Álex es un veterano que hace muchos años, desde que recibió su título de normalista, decidió que sería uno más de los muchos alzados en almas que habitan el territorio chocoano tratando de forjar nuevas historias al lado de los sueños pacíficos, como el nombre del mar que nos baña.
“Yo estoy en este colegio, pero mi alma está en cada uno de los lugares donde la paz es una utopía y la democracia se murió de tristeza. Esas comunidades de iletrados donde no hay energía, ni señal, ni maestros ni nada… Usted sí que haría carrera por allá”, puntualizó con una sonrisa más bien apelativa que yo no supe resolver, porque no sé si con “carrera”, se refería al arte de huir de las opresiones o a su propio sueño boicoteado años atrás.
Mientras discurríamos en esa conversación demarcada por un colegaje implícito, en la cancha, los vocingleos de los estudiantes dejaban entrever una reyerta que él de inmediato quiso intervenir. Luego, jadeante pero sereno, me dijo que estaba en el lugar indicado; se secó la frente con una prolijidad pasmosa como si se preparara para un rito, me apretó la mano y esquivando un poco la mirada, recibió la cartilla de valores que le extendí con mi más profundo respeto.
*Valores Cívicos y Democráticos es un proyecto financiado por la Embajada de Bélgica y ejecutado por la Registraduría Nacional del Estado Civil, el Centro de Estudios en Democracia y Asuntos Electorales – CEDAE y Acción Cultural Popular – ACPO. Su misión es extender los valores, la democracia y la participación en zonas rurales de Colombia, especialmente en instituciones educativas.
Por: Óscar Alberto Molina Serna. Facilitador de ACPO en Chocó.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.