Te has preguntado ¿cómo ser una mejor persona? Este método será de ayuda.
Por Andrés Felipe Lasso
Últimamente se habla mucho de las llamadas “personas tóxicas”; termino usado desde la década de los 80” por algunas tendencias de la piscología para referirse a los efectos negativos de algunas actitudes en las relaciones interpersonales, capaces deteriorar un vínculo, generar discordias, sembrar división y en general propiciar un mal ambiente de manera constante.
Es también muy usual que se haga una percepción meramente exógena (hacia fuera) de este tipo de personalidades, evadiendo la posibilidad de hacerlo endógenamente, es decir hacia nosotros mismos y así revisar si alguna de nuestras actitudes puede ser dañina en las relaciones que se ejercen en la vida diaria: Trabajo, familia, Iglesia, amigos…
Los “comportamientos tóxicos” son casi que en su totalidad remediables si le damos espacio a la autorreflexión y voluntad de cambio, por eso es muy útil caer en cuenta en la forma en que estamos lacerando el buen trato con los demás usando un tarrito de toxinas.
¿Cómo funciona?
Paso 1: Reconocer cuáles son las actitudes más propias de una persona tóxica.
Paso 2: Identificar en cuáles puedo incidir.
Paso 3: Escribir cada día en papelitos los momentos y comportamientos específicos que nos pueden hacer “personas tóxicas”
Paso 4: Dedicar un espacio para leer las malas actitudes y pensar en un camino y acciones concretas para mejorar la relación con los otros. Hacer este ejercicio con constancia.
Paso 5: Evaluar periódicamente si se ha mejorado y sí la respuesta es sí, ir sacando los papeles. El objetivo es dejar el tarro vacío.
Es una forma muy pedagógica, y fácil para crecer en la construcción de sanas relaciones. Es usada por muchos psicólogos que tratan este tipo de casos ya que permite que sea la misma persona la que se “cure”.
Es importante tener claro las características más comunes de una “persona tóxica” :
Autoritario: Busca imponer su posición más por el hecho de hacerlo que por aportar una idea o defender una causa; se cree el amo y señor de la verdad pues la opinión de los demás no es tan importante como la suya.
Víctima: Busca generar lastima, para llamar la atención sin darse cuenta que su comportamiento puede ser la causa del problema.
Vive pendiente de los demás: La envidia y los celos son comportamientos repetitivos en cada uno de sus roles, lo cual genera el descuido de su propia vida a causa de estar siempre buscando lo negativo en la de los demás.
Busca siempre culpables: Le cuesta asumir una equivocación, anda buscando en los otros la causa de los errores, pero cuando algo sale bien no comparte el crédito sino que se muestra como el artífice de las cosas buenas. La frase célebre sería “qué sería de todo sin mí”
Disfruta ver a los demás haciendo lo que no les gusta: Esta es una actitud muy relacionada con la autoritaria, pues una forma de imponerse es el de incomodar a los otros poniéndoles tareas que son incomodas.
Resistencia a cambiar: Al recibir una corrección hay una resistencia al cambio y a la aceptación del error, por eso una persona “tóxica casi siempre es terca”.
Quejambrosa: Nada está bien, siempre se enfoca en lo negativo de las cosas y esto lo lleva a vivir descontento con el trabajo, el estudio, las personas…
Divisor: Forma bandos de buenos y malos y siempre busca matricular a las personas a favor suyo y en contra de quien cree su adversario.
No escucha: En una conversación es muy común que se tome la palabra, hable de él, lo que piensa, lo que siente… y no le de espacio a sus interlocutores.
Aunque se debe tener en cuenta que son muchas más, inclusive propias de una sola persona. Pensar en ello hace parte del ejercicio.
Por último no se debe olvidar que siempre hay una razón para mejorar y que ya hay bastante gente por allí haciendo estragos para que seas uno más.