Cuando se habla, se escribe o se analiza la problemática de la coca se generan discordias, las cifras de unos y los estudios de otros demuestran datos importantes que siempre están siendo analizados y cuestionados por los políticos de turno. Las Naciones Unidas lleva un registro desde 1999 sobre el total de cultivos en el país. Los análisis indican que la responsabilidad no solo es de Colombia.
Por: Andrés A. Gómez Martín
Según datos de la oficina de la Nacionales Unidas contra las drogas y el crimen, de los 1122 municipios de Colombia, 209 presentan cultivos de coca, los departamentos de Nariño, Caquetá, Guaviare y Norte de Santander son los lugares de Colombia que tienen mayor cantidad de hectáreas dedicadas ilegalmente al cultivo de hoja de coca.
El Retorno, Tumaco, El tambo, Barbacoas, Tibú, Puerto Asis y Puerto Rico con los municipios que encabezan la producción a nivel nacional. Según un informe publicado en el portal web, LAS DOS ORILLAS, se entiende que la presencia de coca se genera en los lugares rurales donde la presencia del estado no es la mejor, por el contrario son lugares del país que tiene presencia de actores armados irregulares.
Las comunidades rurales más pobres se ven enfrentadas a varias disyuntivas, muchas veces los cultivos lícitos no generan las suficientes ganancias, el campesino invierte una cantidad de horas de trabajo o jornales mal pagos, vías de acceso deterioradas o inexistentes y sobre todo bajos precios al a hora de vender su producto en los centros poblados. Es decir la inversión no regresa, trabajan a perdida. El cultivo de coca, así sea ilegal y fuertemente perseguido por las autoridades nacionales, es una opción que deja un mínimo de dinero en los bolsillos del campesino más pobre a pesar de que después del procesamiento del alcaloide el precio puede ser 300 0 400 veces superior al pago realizado al cultivador.