La floricultura colombiana protagonista de mercados nacionales e internacionales
Por: Erika Navarro
Ser reconocidos mundialmente por las flores que se producen en el país es una de las razones por las cuales los campesinos siguen creyendo en el poder que tienen sus tierras y el cuidado que les proporcionan. Cada vez son más las clases de flores que salen del campo para ser vendidas en la ciudad, o para ser exportadas a países que jamás se hubieran pensado.
Actualmente, Colombia es el segundo exportador de flores en el mundo después de Holanda. Las flores del país están llegando a lugares como Rusia, Australia, Corea, Arabia Saudita, generando un valor agregado muy significativo, ya que se puede evidenciar la diversificación del mercado, a partir de un esquema de producción donde los pequeños productores se han unido para generar cooperativas y así lograr un gran volumen de producción.
Las flores de Colombia tiene conquistado el mercado de Estados Unidos y Canadá, incursionando con diferentes variedades, que se cultivan en las 5.500 a 6.000 hectáreas que, aproximadamente, se destinan a la producción floral. El altiplano de la sabana de Bogotá, representa el área con mayor producción de flores de Colomba, siendo la rosa y el clavel las más producidas.
El 76% del área sembrada de flores se encuentra en Cundinamarca, en 28 municipios, correspondientes a más de 500 fincas productoras. “Las flores, más que mi medio para sobrevivir, son como mis hijas. Las cuido como si lo fueran, si les pasa algo sería como si me sucediera a mi” agregó Miguel, pequeño productor de flores en la finca Las Mercedes en la Sabana de Bogotá. “Cada flor con su color me transmite felicidad y cada mañana madrugo a ver que esa felicidad nunca desflorezca”, manifiesta Miguel.
Se estima que cada hectárea destinada al cultivo de flores genera 15 empleos, convirtiéndose en un motor para la economía colombiana, ya que ésta se caracteriza por ser la actividad agrícola con más mano de obra por hectárea junto a un elevado número de profesionales de distintas disciplinas trabajando en el sector. La floricultura se ha destacado por su nivel de desarrollo y profesionalismo, donde se resguardan las esperanzas de miles de campesinos que han dedicado su vida a cultivar flores y con cada una de ellas, sus sueños de progreso.
De acuerdo con el Agrónomo Julián Jiménez, en la Asociación Colombiana de Floricultores (Asocolflores), se ha desarrollado un programa socio-ambiental llamado Flor Verde, el cual va en busca de una floricultura sostenible y competitiva. Se trata de una certificación del acatamiento de parámetros sociales y ambientales escrupulosos que contribuyen a la competitividad a las empresas, y con éste, al crecimiento de las mismas.
Los aspectos de organización y desarrollo de actividades en cada uno de los puestos del trabajo de la floricultura colombiana han permitido que este negocio crezca. El proceso inicia en la selección de la semilla y del terreno, además de elegir la forma de cultivo, se debe abonar y posteriormente si se siembra la semilla. Este cultivo se debe realizar en invernaderos con el fin de proteger el cultivo, normalmente las plantas duran de tres semanas hasta tres meses en germinar dependiendo la semilla y se deben mantener en constante monitoreo y cuidado para que el cultivo sea exitoso. Luego se debe realizar una serie de inspecciones para saber si ya está lista para la recolección, teniendo en cuenta el tamaño del tallo, la apertura del botón, la contextura y el color del pétalo. Una de las variables más importantes es la temperatura y la humedad, donde se disponen cuartos especiales dependiendo de las condiciones que necesitan las flores, y por último se empacan en cajas en el caso de ser exportadas y de no ser así se mantienen en sus materas.
La industria de las flores de Colombia ha ido tomando un significado completamente estético, en la decoración del hogar, donde los colores de las flores más exóticas han cautivado los mejores arreglos y sus aromas, los espacios. Una citadina de Bogotá tiene muy claro lo importante que es para ella tener sus espacios decorados con flores naturales, ya que estas le ayudan a liberar el estrés, imprimen calidez y son un perfecto adorno en su hogar. “Decorando con flores, le dejo el protagonismo en manos de sus colores” agregó Sandra Marín.
Las flores de Colombia, a lo largo de muchos años, han tenido un gran recorrido en las festividades como San Valentín. La compra de flores de Colombia en esta fecha, junto al esfuerzo por conseguir las más lindas y exóticas, se convierte en el objetivo de muchos hombres que buscan conquistar a una flor más. Sin embargo, muchos desconocen el proceso que está detrás de aquel arreglo floral: las manos que la siembran, el tiempo que demoran y el cuidado que necesitan.
La cultura de las flores es una de las actividades por las que el país se destaca en el mundo. Los miles de trabajadores permiten que la floricultura llegue a las casas de los colombianos y a los ciudadanos de otros países. Los colores le dan un vigor insuperable a cualquier estancia y es esa la razón por la que la producción de flores jamás pasará de moda. Las flores de Colombia son un orgullo, una fuente de trabajo y una gran inspiración para mucho.