Este evento se desarrolla en el marco del Foro Mundial de la Tierra, que se celebra del 12 al 20 de junio en Bogotá, y reúne a líderes globales, pueblos indígenas, científicos, campesinos, jóvenes y sociedad civil para debatir temas críticos como la reforma agraria, los sistemas agroalimentarios sostenibles y la gobernanza territorial justa.
La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Lena Yanina Estrada Añozaki, quien abrió el acto central del foro, aseguró que esta es una oportunidad única para tejer puentes entre saberes, territorios y visiones del mundo. “Este espacio se convoca desde el corazón de los territorios para proteger la casa común que es nuestra madre tierra y garantizar los derechos sobre ella”, afirmó.
En su intervención la ministra enfatizó que la degradación de tierras no es solo una problemática ambiental, sino una amenaza directa para el bienestar humano, desde la seguridad alimentaria hasta la estabilidad social. En ese sentido, aseguró que el país trabaja por una transformación profunda del modelo de desarrollo. “Defendemos la transición energética, sí, pero no a cualquier costo. Queremos que sea justa, ordenada, territorial y con el consentimiento libre, previo e informado”, sostuvo.
La celebración de este día bajo el lema “Restaurar la tierra. Generar oportunidades”, impulsado por la ONU, destaca la conexión entre la salud de los suelos y la provisión de alimentos, agua, empleos y estabilidad climática. Colombia, como anfitriona, se comprometió con la restauración de 100.000 hectáreas degradadas al 2030, la conservación de 22.000 hectáreas de bosque seco y el fortalecimiento de sistemas agroforestales.
Según cifras oficiales, cerca del 30 % del territorio colombiano —unas 34,39 millones de hectáreas— está afectado por la degradación de tierras. La respuesta del Gobierno Nacional, liderado por el presidente Gustavo Petro, ha sido construir políticas públicas integrales que vinculen redistribución de tierras, justicia ambiental y protección de los ecosistemas estratégicos.
“La gestión ambiental no solo implica restaurar ecosistemas, sino también reconstruir confianzas rotas y tejidos comunitarios, y blindar derechos históricos”, declaró la ministra, quien también hizo un llamado urgente a reconocer y validar los conocimientos de los pueblos como parte central del debate global. “Los conocimientos de los pueblos y comunidades deben estar al mismo nivel que la evidencia científica en las decisiones de las políticas públicas ambientales. Eso es justicia ambiental”.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, Ibrahim Thiaw, destacó el liderazgo de Colombia al asumir esta conmemoración: “La degradación de tierras es una amenaza directa para nuestra salud, seguridad alimentaria e hídrica y la estabilidad de las sociedades”, subrayó.
A su turno, la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, reiteró que “sin suelo fértil no hay alimentos y sin alimentos no hay paz”, al remarcar el vínculo entre tierra, vida y reconciliación. Señaló que la hoja de ruta nacional se basa en tres pilares: conservación y restauración de suelos, sistemas agroalimentarios sostenibles y mejora de la calidad de vida rural y urbana.
Colombia es ejemplo de voluntad política para enfrentar las múltiples crisis ambientales desde un enfoque de derechos y justicia territorial. “La tierra no es un bien, es un vínculo. No nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella. Es raíz, identidad, cultura y posibilidad de futuro”, concluyó la ministra de Ambiente.
Con esta jornada, Colombia busca reafirmar su papel en la agenda climática global y abrir un camino para que las soluciones desde los territorios tengan un lugar protagónico en las decisiones planetarias.