viernes, junio 13, 2025
InicioCULTURALa chagra: sabiduría viva que alimenta cuerpo y espíritu en la Amazonía

La chagra: sabiduría viva que alimenta cuerpo y espíritu en la Amazonía

Más que una huerta, la chagra es sabiduría viva. En Mitú, Vaupés, Manuel Claudio Fernández defiende este sistema ancestral que alimenta, enseña y fortalece el vínculo con el territorio.

En la comunidad indígena Macaquiño (Mitú, Vaupés), la chagra sigue siendo un eje fundamental para la vida colectiva. Manuel Claudio Fernández Gómez, conocido como Maclaus, la describe como un espacio de siembra, diálogo y enseñanza. Allí, cultivar es también compartir saberes y preservar el equilibrio con la naturaleza.

“La chagra es un medio de subsistencia”, afirma Maclaus, mientras detalla cómo en ese territorio se cultivan alimentos, plantas medicinales y conocimientos. Las mujeres indígenas lideran este proceso, planean las labores, enseñan a sus hijas y garantizan la continuidad de la tradición. Además de garantizar comida, la chagra fortalece la transmisión cultural entre generaciones.

La elección del terreno responde a criterios ambientales y espirituales. De ahí que busque un espacio fértil, sin humedales, y con condiciones adecuadas para el cultivo. Y antes de intervenir el suelo, se realiza un ritual para pedir permiso a los espíritus del territorio. Esta práctica protege tanto a quienes trabajan la tierra como al entorno que los rodea.

El proceso de preparación incluye tumbar el monte, esperar el verano y realizar una quema controlada que permite ablandar la tierra. Sembrar se convierte en un ejercicio de unidad familiar. “Cuando se trabaja en grupo, la siembra es más rápida y la cosecha más abundante”, dice Maclaus. Además, la participación del hombre, la mujer y los hijos fortalece el vínculo comunitario.

La diversidad en la chagra cumple un papel fundamental. Cultivar yuca brava, maíz, batata, ají y otras especies evita la concentración de plagas y favorece la salud del ecosistema. Insectos como las abejas ayudan a mantener el equilibrio, y cada planta contribuye al bienestar de las otras. Esta estrategia ancestral refleja una comprensión profunda del entorno natural.

Las enseñanzas se transmiten directamente en el espacio de cultivo. “Se enseña con la palabra, en el momento del trabajo”, explica Maclaus. Las niñas aprenden observando y haciendo, acompañadas por sus madres. La pedagogía oral y la práctica garantizan que el conocimiento se mantenga vivo en el territorio.

Frente a los cambios actuales, el vínculo con la tierra se convierte en una oportunidad para fortalecer la identidad cultural, pues cuando los jóvenes participan de la siembra, reconocen en la chagra un lugar de aprendizaje, pertenencia y posibilidad.

La chagra es alimento, memoria y guía espiritual. Su práctica fortalece la cultura indígena y promueve una relación armónica con el ambiente. Desde el corazón del Vaupés, Maclaus invita a valorar este legado ancestral: “Cultivar una chagra es reflexionar sobre el conocimiento tradicional y multiplicar los saberes que sostienen la vida”. En cada semilla, en cada planta, late un futuro cultivado con raíces profundas.

Artículos Destacados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

FundacionAcpo

spot_img

Anuncio

POSTS RECIENTES

spot_img