En el marco del conflicto armado en Colombia, el reclutamiento de niños y jóvenes es uno de los aspectos más presentes y dolorosos en las diversas investigaciones que se adelantan desde la firma del Acuerdo de Paz.
Un fenómeno de guerra que los aleja de sus territorios y familias para cumplir funciones como combatientes, cocineros, cargadores, mensajeros e informantes. Y pese a que son muchos los departamentos afectados, el Chocó sigue siendo vulnerable.
De acuerdo con el libro Tiempos de Vida y Muerte, Memorias y Luchas de los Pueblos Indígenas, elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Organización Nacional Indígena de Colombia – ONIC, la tasa de suicidio de indígenas es de 500 por cada 100.000 personas.
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Un reciente informe de la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP alerta de la conducta suicida de niños y jóvenes indígenas en dicho departamento, y una de las principales causas es el temor a ser reclutados por grupos armados como el ELN, disidencias de las FARC y Autodefensas Gaitanistas de Colombia – AGC.
En los últimos meses se han reportado 30 suicidios y esta cifra podría ser mayor, solo que muchas comunidades guardan silencio por temor a ser asesinados. Por su parte, la Unidad de Víctimas comenta que aunque cuenta con apoyo psicosocial con enfoque étnico no tiene un programa de prevención del suicidio.
Esta situación resulta muy preocupante no solo porque los pueblos indígenas son de especial protección, sino por lo disruptivo que es el impacto del conflicto armado en la cosmovisión indígena, en la cual siempre ha primado la vida.
Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.