Los Lagos de Tarapoto se encuentran ubicados en el departamento del Amazonas. De acuerdo con el Ministerio de Ambiente, están conformados por 45 humedales y 22 lagos que forman parte de la cuenca del Río Loretoyacu. Este ecosistema alberga 176 especies de peces, 244 de aves, 30 de reptiles, 56 de anfibios, y 76 de mamíferos; convirtiéndose en la principal fuente de alimento de 22 comunidades indígenas de las etnias tikuna, cocama y yagua.
Reconociendo que garantizar la disponibilidad de los recursos naturales de este espacio biodiverso es de vital importancia para el sustento y el desarrollo de las comunidades, Fernando Trujillo González, biólogo de la Universidad Nacional – UNAL, desarrolló un trabajo de investigación participativa en el municipio de Puerto Nariño, Amazonas, con el objetivo de establecer y evaluar los acuerdos locales para la pesca sostenible que hay en la región.
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Según explica el investigador, en este territorio la pesca es la segunda actividad económica de los hogares indígenas y aporta el 24% de sus ingresos. Sin embargo, esta actividad se ha visto afectada por factores como el incremento poblacional y la introducción de nuevas tecnologías pesqueras.
Lo que ha generado conflictos en el uso del recurso y escasez de peces. “Por esta razón, es fundamental que las comunidades ejerzan mecanismos propios de control territorial para abordar los problemas de gobernanza pesquera”, afirmó Trujillo.
Mediante talleres colectivos, que promovieron la participación y la reflexión sobre el cuidado ambiental desde los saberes ancestrales indígenas; el biólogo logró identificar que los habitantes tienen desde el 2016 4 acuerdos para proteger esta cuenca hídrica y son: Primero, el manejo del recurso pesquero, en el cual se establecen las especies y cantidades permitidas para la extracción, los periodos de veda, y el control a la comercialización de alevinos y ornamentales.
Segundo, sobre las artes de pesca, con el que se regula el uso de mallas, elementos de pesca según el ciclo hídrico y se prohíbe el uso de elementos tóxicos y armas de fuego para la actividad. Tercero, el ingreso al lago, por el cual se dictamina la velocidad de tránsito por los lagos y el ingreso de barcos pesqueros según su tipo; y cuarto, el manejo del lago y el bosque inundado, en el cual se regula la extracción forestal.
Como resultado, del estudio se evidenció que el 68% de los pescadores de la zona cumplen con estas medidas y que “desde su implementación se ha recuperado la oferta pesquera, restablecido las prácticas tradicionales de pesca y se ha retornado a la percepción de esta actividad como fuente de subsistencia familiar y provisión alimentaria”, detalló el investigador.
Por eso, este trabajo mancomunado se convierte en un ejemplo líder de actividad pesquera sostenible y de protección ambiental, demostrando que las comunidades indígenas son fundamentales para hacer frente a la crisis por el cambio climático.
Por: Ivania Alejandra Aroca Gaona. Periodista.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.