En la maratón mundial por alcanzar los ODM, Colombia se perfila como un país desigual con desafios de paz y educación.
Por María Jimena Gamboa Guardiola*
Colombia es una de las naciones comprometidas con la declaración de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecidos en el año 2000 con 8 metas que son erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la educación primaria universal, promover la equidad de género y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad medioambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
El año pasado, la ONU en su informe Colombia 2014, le reconoció a nuestro país avances significativos en materia de educación básica y en la reducción de la pobreza, pero persisten grandes diferencias entre áreas urbanas y rurales, también alertaba respecto a la baja participación de las mujeres en los cargos de decisión en el país y las altas cifras de violencia de género, que indican la necesidad de promover políticas y acciones concretas que modifiquen esta tendencia, hemos avanzado en esta última preocupación con la aprobación de la Ley Rosa Elvira Cely que busca prevenir y erradicar estos tipos de violencia e implementar estrategias de sensibilización a nuestra sociedad.
El pasado 6 de julio, se publicó el documento “Objetivos de Desarrollo del Milenio – Informe de 2015” según los resultados presentados por la ONU la pobreza extrema ha disminuido en más de la mitad, las mujeres han ganado terreno en la representación parlamentaria y la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años ha descendido, de cara a nuestra realidad ¿Habremos llegado a la meta de estos objetivos?
En nuestro caso los datos obtenidos del monitoreo de las políticas, programas e intervenciones entre los departamentos muestran tasas de progreso claramente desiguales, la razón es que los gobiernos locales implementaron sus intervenciones de acuerdo a sus prioridades locales, en el informe se ilustra de la siguiente manera: la región de Nariño, se centró en el Objetivo 3 dirigido a reducir la brecha entre géneros en el empleo y la participación política mientras que en Cundinamarca, el enfoque estuvo en acelerar el progreso del Objetivo 1 que apunta a erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Todo conduce a pensar que el resultado de Colombia en los Objetivos de Desarrollo del Milenio –ODM– es un progreso que ha sido desigual, sobretodo a nivel regional y no hay duda en que para lograr esos objetivos, que son unos mínimos, tenemos que dar el salto hacia la paz y de, como dice José Mujica, invertir primero en educación, segundo en educación y tercero en educación.
*Coordinadora Técnica Acción Cultural Popular – ACPO– .