La bióloga Martha Helena Rocha, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), advierte que estos crustáceos son importantes, pues, indican cuando las aguas no están contaminadas, por ello, la preservación de estos cangrejos es vital para futuros estudios de impacto ambiental
El Libro rojo de los cangrejos dulceacuícolas de Colombia, publicado por el ICN y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, se evaluaron 47 especies y se encontró que el 53 % de ellas está en peligro o tiene algún grado de amenaza, según las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esto coloca a estos crustáceos entre los grupos de animales más amenazados del mundo.
Ciertamente, Colombia ocupa el primer lugar de diversidad en el Neotrópico, con 112 especies, sin embargo, el cambio climático ha modificado la acidez del agua tanto en mares y ríos, ocasionando que los caparazones compuestos de carbonato no se endurezcan, lo cual los hace más vulnerables a los depredadores. Este crustáceo mide aprox 4 cm de longitud, tiene 5 hileras longitudinales espinosas, cada una con hasta 17 espinas prominentes, las tenazas son agudas en su parte final.
Según la docente Martha Helena, el caso de Neostrengeria macropa, popularmente conocido como cangrejo sabanero, cuya especie está en riesgo, este crustáceo tiene un pseudo pulmón, es decir que funciona a base de agua y aire, por lo cual es un animal anfibio que habita tanto en superficies acuáticas como terrestres, se encuentra en zonas poco contaminadas como el Orinoco, Magdalena, Amazonas, la Sierra Nevada de Santa Marta hasta el Chocó biogeográfico.
Estos cangrejos no pueden sumergirse bajo el agua porque se ahogan, tampoco se pueden exponer por largas horas a temperaturas altas, ya que, se deshidratan y mueren; se alimenta de lombrices, peces juveniles, renacuajos y caracoles, la hembra porta los huevos en su abdomen, se han visto bajo las piedras menciona la docente. A diferencia de los cangrejos de mar; los de agua dulce se caracterizan por tener huevos más grandes y, por tanto, en menor número.
Por otro lado, habitantes de las riberas los capturan utilizando vísceras de pescado como cebo; muchos de estos crustáceos son comercializados en plazas de mercado, los cuales mezclados con borojó y miel se convierten en brebajes afrodisiacos, el inconveniente de consumirlos crudos es que causan paragonimiasis, una enfermedad pulmonar, explica la docente Rocha.
En palabras de la docente “las investigaciones en cangrejos de agua dulce aportan al conocimiento de la diversidad y de la heterogeneidad de los ambientes naturales. Conociendo lo que se tiene, se plantea la línea base de futuras investigaciones, tanto de impacto ambiental como de conservación de las especies”.
Por: Luznery Barreto Duarte – Periodista.
Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.