Hoy día no hay demasiadas tierras que tengan cultivos fértiles por sí solo sin la ayuda de químicos. En Madrid se encuentran una de las factorías de vegetación más grandes de toda España. Se trata de un centro de agricultura vertical. Y es que la agricultura vertical es un enfoque no tradicional de la agricultura que permite plantar cultivos dentro de edificios de varios pisos. Mientras más grande y alto es el edificio, mayor cultivo se puede almacenar. Estos edificios tienen un funcionamiento parecido al de un invernadero. Se trata de acondicionar las variables ambientales a la optimización en el crecimiento de los cultivos y el aumento de la producción.
Entre las ventajas que nos encontramos con el uso de la agricultura vertical tenemos qu se necesita de menos espacio para poder producir alimentos. Dado que la población mundial está creciendo cada vez más, hay mucha más demanda de alimentos. Por ello, se ha reducido la cantidad de suelo fértil y el resto está degradado, con estas granjas verticales se aprovechan los ambientes urbanos para sembrar y cultivar.
La tecnología LED es cada vez más barata, por lo que la producción también reduce sus costes. De esta forma, aunque los cultivos no puedan aprovechar la luz del sol, pueden crecer con bajo coste. La verdad es que la producción en la agricultura vertical es capaz de aumentar entre un 40% y el 100% la producción con respecto a la convencional. De esta forma, se emplea menos agua, menos agroquímicos y no necesita de tanta mano de obra. Aunque es cierto que la mano de obra debe estar más cualificada. No obstante, no supone un problema.
Así mismo, este tipo de agricultura también tiene un impacto positivo en los daños producidos en los ecosistemas naturales. Por ejemplo, al no usar tantos pesticidas, herbicidas, fertilizantes nitrogenados y plaguicidas, ni el suelo ni las aguas subterráneas se contaminan. Esto repercute en una mejor recuperación del suelo tras la época de cultivo.
Artículo por: AgroAlimentando.