sábado, noviembre 16, 2024
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Políticas Públicas y desarrollo profesional de docentes y directivos rurales

El mejoramiento de la calidad de la educación rural demanda la dignificación de la docencia rural, desde las condiciones materiales hasta cualificar sus condiciones de vinculación a la profesión docente.

Los factores que afectan la permanencia de los maestros rurales inciden en su formación. En la formación inicial se encontró que las trayectorias de estos docentes y directivos son principalmente determinadas por las condiciones de pobreza de los ámbitos rurales, por la necesidad de evitar caer en actividades de ilegalidad y por las restricciones que impone el orden social en zonas de conflicto armado.

Por otra parte, la formación en servicio y posgradual es fuertemente determinada por las limitaciones que imponen la invisibilización de la educación rural y los escasos recursos del sector educativo para fomentar un mayor desarrollo profesional de los maestros rurales. Sin embargo, del mismo modo esta formación es influenciada por el aislamiento y el abandono en el que se encuentran las zonas rurales afectadas por el conflicto armado, que dificulta la implementación de intervenciones de política para el mejoramiento de la calidad de la educación en esos territorios.

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El mejoramiento de la calidad de la educación rural en el país demanda la dignificación de la docencia rural, desde las condiciones materiales en las que los maestros rurales se desempeñan y en las que habitan en los territorios hasta las oportunidades que encuentran para cualificar sus condiciones de vinculación a la profesión docente.

Los docentes y directivos rurales son la clave para lograr una educación real de calidad en la ruralidad colombiana que transforme los mecanismos de reproducción del conflicto armado y violencia del país y construya escenarios pacíficos de convivencia. Para que ello sea posible, se propone a la comunidad educativa, a los formuladores y responsables de la política educativa a nivel nacional, departamental y municipal, a las organizaciones no gubernamentales, a los organismos del sector solidario, a los aliados internacionales y a la población civil, tener en cuenta los siguientes elementos para comprender la relación entre educación rural, docencia, conflicto armado y paz:

Ruralidad y educación

  • La ruralidad en Colombia es un continuo que aparece desde los límites de las zonas urbanas y gradualmente empieza a ocupar los territorios. En algunos casos convive con la irrupción de lo urbano y en otros opera de una manera absoluta, configurando contextos de difícil acceso y de alta dispersión. Esta gradualidad de la ruralidad es el principal reto de las intervenciones sociales y de política pública en los territorios.
  • La configuración de la nueva ruralidad en los territorios colombianos, a finales de los años noventa y durante la primera década del siglo XXI, se ve fuertemente determinada por: la implementación de nuevos enfoques de desarrollo económico y social; la penetración de la criminalidad organizada; el desplazamiento forzado y el despojo de tierras; y la lucha por el control de territorios entre los actores armados y el Estado.
  • La ruralidad en Colombia se caracteriza por presentar altos niveles de pobreza y precariedad en la satisfacción de servicios básicos, cuyo resultado es la presencia de brechas más amplias en las oportunidades sociales y educativas que tienen las poblaciones rurales frente a las urbanas.
  • La limitada capacidad instalada y de recursos económicos de las entidades territoriales ha provocado que los procesos de descentralización y autonomía institucional que el sector educativo implementó en las últimas décadas se traduzca en un debilitamiento de los establecimientos educativos rurales. Se requieren acciones específicas para cerrar las brechas educativas entre las áreas rurales y urbanas y para mejorar las capacidades técnicas de gestión de las entidades territoriales fortaleciendo su autonomía institucional.
  • El país ha puesto en marcha la implementación de estrategias de política educativa para la educación rural desde hace varias décadas; sin embargo, estas se han enfrentado en cada momento al desafío de articular sus esfuerzos a nivel institucional para responder a las problemáticas y necesidades de las instituciones educativas, estudiantes y maestros rurales. El principal desafío es dar continuidad a esas estrategias, las cuales generalmente están supeditadas a limitación de recursos económicos y a los cambios en las prioridades de políticas de las agendas de gobierno. En este sentido, estos esfuerzos del sector educativo no trascienden hacia las transformaciones estructurales que requiere la educación rural.

Docentes y directivos rurales

  • Una tercera parte de los docentes y directivos docentes del país se desempeña en los establecimientos rurales. La gran mayoría de ellos se encuentran vinculados en propiedad, lo cual implica un alto nivel de estabilidad en la carrera.
  • La composición de los directivos rurales muestra que el 97,72% se encuentra vinculado en propiedad. En materia de género existe una mayor representación de los hombres. Por otro lado, más de la mitad de los directivos tienen título de posgrado, aunque la diferencia radica en la especificidad de los posgrados. Mientras que en el Decreto 1278 el 41% de los directivos tiene posgrados en otras áreas y un 20% tiene posgrados en educación, las dinámicas para el Decreto 2277 se invierten: el 38% cuenta con títulos de posgrado en educación, y un 27% tiene posgrados en otras áreas. Adicionalmente, se observa que el salario promedio, sin contar con el sobresueldo para los directivos docentes rurales en el Decreto 2277, es mayor que el de los directivos en el 1278. Los menores salarios los reportan los directivos etnoeducadores vinculados mediante el Decreto 804.
  • La composición de los docentes rurales indica que cerca del 70% están vinculados en propiedad. El 62% de la planta docente rural son mujeres, lo que muestra un contraste con la distribución por género de los directivos rurales. Se puede observar que el nivel de formación promedio de los docentes rurales es inferior al observado en los directivos rurales, reduciendo significativamente la presencia de maestros rurales con posgrados y aumentando el perfil de pregrado como último nivel de formación. Así, para el caso del Decreto 2277, los docentes licenciados son 37% y los directivos son 30%; para el caso del Decreto 1278, los licenciados son 51% y los directivos son 25%. Esto significa que existe una tendencia hacia una mayor proporción de directivos con nivel de posgrado como último nivel de formación. Por otra parte, al igual que en el caso de los directivos, los docentes vinculados mediante el Decreto 2277 muestran un salario promedio más elevado frente a sus pares del Decreto 1278. De la misma forma, los etnoeducadores vinculados mediante el Decreto 804 aparecen con los menores salarios.
  • En los resultados de la prueba Saber Pro se evidencia que, para cada una de las evaluaciones comparadas en su componente general, existe un mejor desempeño de los profesionales no licenciados frente a los licenciados.
  • Al describir su trabajo, los directivos rurales señalan la pobreza y la precariedad en la que se encuentran la mayor parte de las sedes educativas. Su labor se dedica a enfrentar los retos que traen consigo la insuficiencia de la infraestructura, la falta de servicios básicos como agua, luz e internet, la ausencia de materiales educativos, la escasa presencia de personal de aseo, vigilancia y administrativo, y la disminución o inexistencia del servicio de alimentación escolar. Sumado a ello, los directivos rurales deben movilizarse entre las dinámicas del conflicto armado, en las cuales deben crear canales de comunicación con los actores armados para que se permita la continuidad de la prestación de servicio educativo y garantizar el derecho a la educación en estos territorios, y para mitigar los efectos que en algunas zonas los enfrentamientos entre la fuerza pública y grupos armados dejan en las sedes educativas y en las comunidades.
  • El grado de acompañamiento que percibe el docente a su labor a nivel escolar es fundamental para su permanencia en los establecimientos educativos. La solidaridad que encuentra en sus pares, los directivos docentes y en la comunidad permite establecer estrategias para superar las dificultades que se presentan en su vida cotidiana. En ausencia de estas redes de apoyo, los maestros son más proclives a solicitar traslados en las entidades territoriales.
  • Los docentes rurales consideran que, frente a las numerosas necesidades sociales de sus contextos, la carrera docente les provee un espacio laboral para mantener buenas condiciones de vida y prevenir la reproducción de pobreza de sus familias. En este sentido, los maestros perciben que poseen mayores ingresos que otros habitantes de su territorio. Sin embargo, el estudio encontró que algunos maestros rurales ejercen otro tipo de actividades o empleos para aumentar sus ingresos. Esta situación se presenta en territorios rurales que se caracterizan por tener canales fluidos de comunicación con las cabeceras municipales y las zonas urbanas, donde los maestros pueden ejercer una diversidad de actividades económicas.
  • Frente a las dificultades que encuentran los maestros rurales en lugares dispersos y violentos, estos expresan que prefieren tomar distancia de sus familias. El resultado de ello es que muchos docentes y directivos rurales viven aislados, situación que les genera sentimientos recurrentes de soledad, depresión y frustración.

Formación inicial

  • En términos de la formación inicial de docentes, las escuelas normales desempeñan un papel fundamental en la provisión de maestros para las zonas rurales más dispersas y de difícil acceso. La formación en estas instituciones se caracteriza por ser práctica. Sin embargo, se requiere mejorar la formación disciplinar que les provee a los docentes, así como el desarrollo y la diversificación de propuestas educativas innovadoras que se relacionen con las particularidades de los contextos rurales.
  • La formación inicial a través de programas de licenciatura se percibe demasiado teórica y alejada de los contextos rurales. Según los resultados del estudio, este tipo de formación requiere la incorporación de mayores espacios depráctica para los futuros docentes y más relacionados con las dinámicas de la educación rural

Este artículo hace parte del estudio ‘Docencia rural en Colombia: educar para la paz en medio del conflicto armado’ realizado por Fundación Compartir.

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