viernes, diciembre 13, 2024
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Dios perdona siempre; los hombres a veces. La tierra no perdona nunca

El Papa Francisco lanza al mundo la encíclica Laudato Si’ (alabado seas) una reflexión acerca de nuestra Casa Común; el mundo, la contaminación, la ecología, el paradigma tecnocrático y muchos más de los problemas que hoy claman la atención de cada persona.

 

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Por Andrés Felipe Lasso

 

El 20 de noviembre de 2014, en Roma, dirigiéndose a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) el Papa Francisco, dijo algunas palabras respecto al cuidado de la tierra y la responsabilidad que cada persona tiene en esta tarea. Hoy entendemos que era la antesala a su encíclica: Laudato Si´, la cual es toda una realidad, pues la Santa Sede en la mañana del jueves 18 de junio ha revelado al mundo la totalidad del escrito.

 

“una frase que le escuché una vez a  un anciano: Dios siempre perdona, las ofensas, los maltratos… los hombres perdonamos a veces. La tierra no perdona nunca.” Discurso ante la FAO, Roma 20 de Noviembre de 2014

 

La encíclica es la segunda emitida durante el pontificado de Francisco, pero la primera en ser totalmente de su autoría, pues Evangelii gaudium (La Alegría del Evangelio) fue empezada por Benedicto XVI, y evidencia la intención del Papa de generar un dialogo con todos, independientemente de su fe, acerca de la que él llama “nuestra casa en común”, nuestro planeta.

 

“En mi exhortación Evangelii gaudium, escribí a los miembros de la Iglesia en orden a movilizar un proceso de reforma misionera todavía pendiente. En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común” Car enc. Laudato si’ 18 de junio de 2015, 3.

 

Laudato sí´ está impregnada de una profunda espiritualidad franciscana, la cual se refleja en la forma de ver el mundo como creación de Dios; a su vez aterriza con mucha claridad y fundamento todas aquellas problemáticas causadas por la mano humana que traen como consecuencia la interrupción de la dinámica natural del planeta y por ende la vida misma.

 

Un breve resumen

En introducción de la encíclica, el Papa, de primera mano, resalta que la ecología, las dimensiones humanas, sociales y los hábitats están ligados en una relación existencial y básica.

Después, en el primer capítulo denominado Lo que está pasando en nuestra casa, desglosa problemas latentes relacionados con la contaminación en general y del agua, la pérdida de biodiversidad, la inequidad en la repartición y gozo de los recursos naturales así mismo, la débil intervención y respuesta de la comunidad internacional, de los organismos dedicados a ellos y de la sociedad en general para solventar dichos problemas.

En el segundo capítulo, El Evangelio de la creación, la carta propone desde la fe un camino para entender la creación, los misterios que esconde el universo y todos estos acontecimientos que afectan el planeta, fundamentándose en los escritos bíblicos, el sentido de Dios en cada criatura y el mensaje de Cristo; reconciliador del hombre y la naturaleza.

La TierraEl tercer capítulo, Raíz humana de la crisis ecológica, denuncia el exceso de confianza en la tecnología, que sobrepone valores importantes y constitutivos de la humanidad y que descarta la reflexión de la importancia del mundo como un todo por lo meramente práctico, al hombre que se pone como centro y olvida que él también es parte de la creación y de su deber de velar por la armonía natural generando así toda una cultura del descarte y del individualismo.

En el Capítulo cuarto, Una ecología integral, la encíclica responde a la propuesta de la introducción, es decir la vinculación y trabajo de la ecología con las dimensiones sociales y humanas, que configuran de sentido la economía, la cultura, las ciencias… en el cuidado de la tierra, para generar ambientes de equidad y armonía entre las actividades humanas y la naturaleza como bien común.

El capítulo quinto, Algunas líneas de orientación y acción, nos trae un delineamiento de caminos de diálogo para buscar la “ecología integral”, los cuales constan de la reflexión política en el ámbito internacional y local, trazados por un espíritu de transparencia en pro de la plenitud humana. En cuanto a las religiones el Papa, resalta su papel con relación a la ciencia y en la disposición al dialogo desde sus límites y roles.

El capítulo sexto, Educación y espiritualidad ecológica, invita a la humanidad a un arraigo en una consciencia común, que comparta el futuro, en donde se desarrollen nuevas convicciones y formas de vida para la reconstrucción de un sano ambiente en equilibrio con la naturaleza.

Una oración para todos

La carta encíclica culmina con dos oraciones. Una para todos los cristianos, en la cual desde el evangelio de Jesús se asume una actitud de compromiso con la casa común; y otra para aquel que cree en un Dios todopoderoso y omnipotente, lo cual deja ver el sentido universal con el que está escrita esta carta, propicia no sólo para los que arraigamos nuestra fe en Cristo, sino también por la unión de cada hombre, producto de compartir el mismo hogar.

Laudato Si´ es una gran oportunidad para descubrir el amor de Dios en la creación y de paso apropiarnos de un sentido de pertenecía y cuidado a la casa que ha dado Dios sus hijos.

 

Se puede descargar en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

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