Mediante la Resolución 63/136 de 2007 establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas se busca celebrar el 15 de octubre de cada año, la ardua labor de las mujeres rurales, reconociendo “La función y contribución decisiva de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.
La anterior resolución solicita a los Estados miembros de la Asamblea, a las organizaciones de las Naciones Unidas (ONU), y en general a la sociedad civil, contribuir en la lucha de generar aún más importancia al papel de la mujer rural en la sociedad, desde cada espacio regional, nacional y mundial.
En la resolución se recogen algunas estrategias, entre estas:
- Crear un entorno propicio para mejorar la situación de las mujeres rurales y asegurar que se preste atención sistemática a sus necesidades, prioridades y contribuciones.
- Procurar el empoderamiento político y socioeconómico de las mujeres rurales, y apoyar su participación plena e igualitaria en la adopción de decisiones a todos los niveles.
- Asegurar que se tengan en cuenta los derechos de las mujeres de edad de las zonas rurales en lo que respecta a la igualdad de acceso a los servicios y recursos.
- Dedicar inversiones y esfuerzos renovados a satisfacer las necesidades básicas de la mujer rural, mediante un aumento de la disponibilidad, la accesibilidad y la utilización de las infraestructuras rurales fundamentales.
- Tomar medidas para asegurar que se reconozcan el trabajo no remunerado de las mujeres y sus contribuciones a la producción dentro y fuera de las explotaciones agrícolas.
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Estas estrategias fueron implementadas debido a las grandes brechas de igualdad de género que existen para la mujer campesina, especialmente en el acceso a la tierra, a sistemas financieros, acceso a cargos laborales en entornos públicos y privados, servicios públicos, educativos y agrícolas.
Representación de la mujer rural en el mundo
Según la ONU, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y un 43% de la mano de obra agrícola, es decir, quienes se encargan de labrar la tierra, sembrar las semillas y cosechar los productos que alimentan a naciones enteras.
Pese a que la agricultura sigue siendo el sector que genera más empleo para las mujeres en países en vía de desarrollo, no ha logrado visibilizarse debido a la informalidad de la economía, lo que genera un descuido trascendental en la protección social y en el cumplimiento de los derechos laborales y fundamentales que todo ser humano debe tener; según manifestó ONU Mujeres para el año 2017.
El Día Internacional de la Mujer Rural ha estado ganando trascendencia año tras año en las agendas gubernamentales, y en los diferentes entornos sociales debido a las temáticas que se han abordado anualmente. Para el año 2018 tuvo como lema, “Infraestructura, servicios y protección social sostenibles para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales”.
Para este año 2019, el tema es sobre el importante rol que han desempeñado ‘Mujeres y niñas rurales, creadoras de resiliencia climática’, en específico por impulsar cambios de impacto para el control de emisiones de gas carbono, la seguridad alimentaria y el trabajo doméstico agrícola no reconocido.
Y aunque en varias Naciones se han acogido y comprometido a aplicar dichas estrategias de la Resolución, el avance ha sido lento e incluso más en las poblaciones indígenas y afrodescendientes, donde la situación es más precaria debido a entornos discriminatorios de raza y género, por lo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que:
“Si las mujeres en las zonas rurales tuvieran el mismo acceso que los hombres a la tierra, la tecnología, los servicios financieros, la educación y los mercados, se podría incrementar la producción agrícola y reducir entre 100 y 150 millones el número de personas hambrientas en el mundo”.
Panorama de las mujeres rurales en Latinoamérica
Según el informe de la ONU Mujeres publicado en el año 2015, se estima que de la población total de Latinoamérica y el Caribe, el 21% pertenece a zonas rurales, y de este porcentaje, la mitad corresponde a mujeres, de las cuales, el 20% pertenece a comunidades indígenas y afrodescendientes.
Ahora bien, la Coalición Internacional por el Acceso a la Tierra (ILC – Latinoamérica), presentó para el año 2018 una investigación sobre la situación de la mujer rural en Latinoamérica por medio de datos específicos de 9 países, donde los que resaltan por los más altos porcentajes de población de mujeres rurales son, Nicaragua con 41,2%, Ecuador con un 37,2% y Perú con un 20,1% de la población total.
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En la misma investigación se hizo mención a las desigualdades que existen en el acceso a la tierra; tipos de tenencia; autorreconocimiento étnico, alfabetización y acceso a educación; por ejemplo para el caso de Bolivia, el 10% de las mujeres rurales se encuentran en condición de analfabetismo y solamente el 70% tienen acceso a la educación, en Perú el 26,6% de las productoras agrícolas no sabe leer ni escribir, y en Colombia el 12,8% de niñas rurales de 15 años en adelante tampoco saben leer ni escribir.
Sin embargo, la FAO resalta que durante el año 2016, hubo un aumento significativo en la participación agrícola de las mujeres, principalmente en la exportación de flores y hortalizas, resaltando también la participación de campesinas en oficios como pescadoras, recolectoras y agricultoras.
El camino de Colombia por mejorar la calidad de vida de la mujer rural
El panorama colombiano sobre la mujer rural ha tenido distintos matices, sobre todo en lo que respecta a la débil presencia del Estado en zonas rurales y en el escaso acceso a garantías y derechos, ocasionando las continuas brechas que permanecen en los roles tradicionales de las mujeres en las tareas del hogar, favoreciendo la inequidad y la desigualdad de género en el país.
Efectivamente han habido planes de acción y estrategias para la participación de la mujer en los diferentes espacios políticos, sociales y educativos; sin embargo, los avances han sido pocos lo que genera discriminaciones de tipo étnico, racial, social, etareo, por orientación sexual y discapacidad.
Ana Mujica, directora de la Dirección de Mujer Rural del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural en Colombia afirma que:
“Tan solo 41% de las mujeres rurales participa en el mercado laboral en comparación con el 76% de los hombres, la tasa de desempleo también es muy alta, el 10% se encuentran desempleadas, en comparación del 3% de los hombres rurales”.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), para el año 2018, se estimó que de la población total de mujeres (25’501.149), el 21,5% viven en zonas rurales, y según datos de la Dirección de la Mujer Rural del Ministerio de Agricultura, el 20% de ellas son indígenas, 46,4% afrodescendientes, 0,2% palenqueras, 0,1% raizales y 0,1% del pueblo gitano.
Ahora bien, según el Primer Informe Sombra Específico de Mujeres Rurales y Campesinas de Colombia 2019, se estima que más del 40% de los hogares con jefatura femenina, se encuentran en condición de pobreza; y en cuanto a tenencia de tierras, en comparación con los hombres, las mujeres cuentan con tan solo el 26% de la titularidad, afirma ILC – Latinoamérica.
Pero uno de los factores que más genera discrepancia es el de las actividades no remuneradas, que en su gran mayoría son domésticas y ocupan más tiempo a comparación de las tareas que desempeñan los hombres, entre ellas se encuentran: suministros de alimentos, lavado de ropas, reparaciones en el hogar, compras y cuidado de niños.
Respecto a esta problemática, Ana Mujica habló para RCN Radio: «Estamos trabajando precisamente para incluir todo el enfoque de género y que este acceso sea creciente, pero actualmente hay barreras para eso y hay deficiencias en la atención que se les da en materia de proyectos productivos».
Consecuentemente, la directora de Mujer Rural, hará parte del Pacto por la Mujer Rural, el cual busca establecer los compromisos que tratan la Ley 731 de 2002, conocida como la Ley de Mujer Rural, cerrando las brechas que enfrenta día a día esta población y teniendo como propósito mejorar la calidad de vida, las condiciones económicas y sociales de las mujeres rurales del país.
El evento se llevará a cabo este 15 de octubre en la Plaza de los Artesanos de Bogotá, conmemorando el Día Internacional de la Mujer Rural, y contará con una feria agroempresarial, donde se discutirá sobre la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el sector rural y agropecuario, además de exposiciones de emprendimientos enfocados en agronegocios dirigido por 30 mujeres productoras.
Por: Jeisson Beltrán Valderrama. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.