Y es que el Caquetá es un departamento rico en fuentes hídricas, se abarca desde el pie de monte Andino hasta la serranía del Araracuara en plena selva amazónica; tercer departamento más extenso por detrás del Amazonas y Vichada, su riqueza natural es admirable e incalculable.
Es imposible dentro de este bello ecosistema, no escribir sobre la mujer rural caqueteña, esa que cambió los tacones por unas botas, la que recorre las bellas praderas de esta tierra singular, aquella que, al lado de su compañero, trabajan hombro a hombro para sacar adelante sus hijos.
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En compañía de la tallerista Patricia, licenciada en Ciencias Sociales, tras una semana de embarcación pedagógica con el taller “Liderazgo en la comunidad rural con enfoque de género”, de las Escuelas Agroecológicas de nuestro proyecto Amazonia Joven, liderado por Corpomanigua, el Vicariato de San Vicente del Caguán y Acción Cultural Popular – ACPO, con financiación del Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea en Colombia y la Fundación Bolívar Davivienda.
Allí se visitaron lugares distantes como La Chipa, Miraflores, Parcelación Bolivia, Palestina y Las Dalias, veredas del departamento, lugares a los cuales se llega por tierra a más de dos horas de camino, algunos por río y otros a caballo. Se logró llegar a más de ciento veinte personas, que hicieron todo lo posible por aprovechar este espacio sin importar las inclemencias y distancias de sus fincas.
La experiencia fue enriquecedora, a nuestro paso, encontramos mujeres lideresas de sus territorios, esas que inician su día cerca de las 05:00 a.m con una oración de gratitud al Altísimo por un día más de vida, y es que no es tarea fácil para ellas, después de preparar un delicioso café, despiden a sus compañeros sentimentales y se quedan adelantando los quehaceres de la casa, ensillan un caballo después de organizar a sus hijos rumbo a la escuela. La mayoría de ellas, salen a los ordeños, reparten el queso; sin contar el cuidado de sus gallinas, cerdos, patos, hortalizas y otras labores de cosecha.
Dentro de la actividad, hubo momentos de personificaciones donde ellos, se ponían en los zapatos de ellas y viceversa; momentos de humor, logrando el objetivo de que los caballeros aplaudieran todas las labores que desempeña la mujer en todos los ámbitos de la vida, donde la mujer redime varios roles, es fuerte, enamorada, consentida, madre, amiga, organizada, trabajadora, épica; dispuesta a sacrificar su vida por la gente que quiere y que dentro de las comunidades.
Le apuesta a espacios donde los hombres han gobernado y su participación se hace cada día más notoria; y como recompensa en esta travesía cultural, escucharles palabras de agradecimientos por el aporte del proyecto con temas tan propios y a la vez tan crudos en la realidad, son para ellas una forma de gratitud donde el estado ha olvidado a la población rural.
Por: Luz Adriana Mejía Pérez. Facilitadora proyecto Amazonía Joven.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.