En días pasados, la ciudad de Armenia en el departamento del Quindío sufrió un desabastecimiento de agua por aproximadamente 3 días. Esta contingencia alertó no solo a los ciudadanos, sino a las autoridades del departamento, de lo cual surgió una pregunta que se hace pertinente hacerla ¿Estamos preparados para una emergencia hídrica?
Para los habitantes de las ciudades, cuidar el agua casi se volvió una cuestión meramente monetaria, es decir, no gasto más o no desperdicio más, por los costos que se acarrea en el recibo de pago, mas no por una concepción conservacionista. Los habitantes del campo tienen en su imaginario que el agua no se acabará jamás, esto debido a que los habitantes de las montañas andinas de Colombia han tenido un superávit hídrico que les ha permitido disfrutar de este líquido esencial por generaciones.
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Sin embargo, la emergencia ya citada, generó pánico en las personas de la ciudad de Armenia, ya que hacia muchos años no se presentaba algo similar, sin previo aviso y, por ende, sin ninguna preparación ante la calamidad. Esto es muestra de lo frágiles que somos los seres humanos, que faltando uno solo de los beneficios que nos ofrece la naturaleza, entramos en pánico porque no sabemos qué hacer.
Ahora bien, responder la pregunta es mas que fácil, no estamos preparados para ningún tipo de contingencia ambiental, ya que si hay temporada seca el suministro de agua es escaso, si es temporada lluviosa ocurren deslizamientos en diferentes regiones del departamento y si por algún motivo, las fuentes hídricas son contaminadas la emergencia se torna peor porque no solo habría que descubrir la sustancia contaminante sino esperar a que se descontamine el flujo de agua.
Tanto campesinos como citadinos tenemos la responsabilidad de proteger y conservar el agua. El campesino debe proteger las fuentes hídricas, promoviendo la ganadería y agricultura amigable con el ambiente. Y del ciudadano depende no gastar el agua de manera indiscriminada, no arrojar residuos sólidos a los cuerpos de agua y promover a las generaciones venideras el respeto hacia la naturaleza y a sí mismo.
Por: Jean Wilman Parra. Facilitador EDC Armenia y Risaralda
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.