“¡Salve campesinos de América!”, con esa frase inició el Papa Pablo VI su saludó a los más de 300.000 campesinos que participaron en el Gran Encuentro con el sumopontífice, el 23 de agosto de 1968, en el municipio de Mosquera, Cundinamarca. Se trató de un día que quedó grabado en la memoria del campesinado que pudo propiciar tan importante momento, cuando el Sumopontífice envió un mensaje al mundo rural y bendijo las instalaciones de Radio Sutatenza.
Corazones expectantes, lágrimas de felicidad, desmayos y sonrisas enmarcaron el panorama que aún recuerda Colombia. Muchos de los devotos, habían viajado durante horas y desde regiones apartadas del país con el único fin de ver y escuchar al Santo Padre.
Fue un jueves 22 de agosto cuando la tierra colombiana recibió el beso del Papa. Llegó al Aeropuerto El Dorado, rodeado de una comitiva liderada por el presidente de la República de la época, Carlos Lleras Restrepo; el Cardenal Arzobispo de Bogotá, Luis Concha Córdoba; el administrador apostólico de la Arquidiócesis de Bogotá, Aníbal Muñoz Duque; el alcalde de la ciudad Virgilio Barco Vargas, y una multitud esperanzada por recibir la bendición del sumopontífice.
La bendición a los transmisores de Radio Sutatenza
Pablo VI fue el primer Papa en visitar el país de las tres cordilleras, pero además fue quien inauguró para ese entonces los transmisores de Radio Sutantenza, en campo San José, entre las veredas Tibaitatá y El Playón, zona rural del municipio de Mosquera, Cundinamarca. Un proyecto de Acción Cultural Popular y que en ese entonces fue reconocido por el Papa.
Ese fue uno de los momentos más emotivos de su visita. Los feligreses participaron de la liturgia en la que el Papa pronunció las palabras con las que le dio la bendición a los transmisores de las Escuelas Radiofónicas: “Salve campesinos de Colombia, salve trabajadores de la tierra latinoamericana”, aseveró el Sumopontífice.
La homilía del Papa se centró en la necesidad de una reforma agraria en América Latina, que acabara con las brechas entre el campo y las ciudades. Un sueño que sigue intacto, cómo sigue la pobreza y la falta de oportunidades en las veredas y corregimientos de Colombia y Latinoamérica. (Le puede interesar: De Radio Sutatenza a las Escuelas Digitales Campesinas)
Sin importar que todo el país tuviese los ojos y los oídos puestos en las palabras del Papa, incluyendo al Gobierno de la época. El Santo Padre expresó: “Exhortamos a los gobiernos y a las clases dirigentes a seguir afrontando las reformas necesarias que garanticen un orden social más justo y más eficiente, con ventajas progresivas para las clases menos favorecidas, y con una más equitativa aportación de impuestos por parte de los más pudientes”.
Y así continuó dando a conocer su apoyo incondicional al campesinado del país, “seguiremos denunciando las injustas desigualdades económicas entre ricos y pobres; seguiremos defendiendo vuestra causa, proclamando vuestra dignidad humana y cristiana. Vuestra persona es sagrada y debe ser reconocida efectivamente, sea en el campo económico o en el campo de los derechos civiles, y la participación gradual en los beneficios y en las responsabilidades del orden social”, expresó el sumopontífice al lado de los transmisores de Radio Sutatenza.
“Las palabras del Papa a los campesinos de América Latina son un estímulo para los programas de la Iglesia y de los Gobiernos a que busquen una mejor vida para el pueblo rural. El diálogo del Papa abre una puerta para nuestro asenso (SIC)”, dijo en su momento el campesino Rosendo Vargas Porras al Periódico El Campesino.
A su vez aseguraron sentirse reconocidos en el discurso del sumopontífice, como lo señaló ese día el campesino Vicente Rubio, oriundo de Chile, “el mensaje del Santo Padre al mundo rural refleja la realidad que vivimos los campesinos”. (Le puede interesar: ACPO: 71 años de compromiso y entrega con el campo colombiano)
Fue así como el continente escuchó de la propia voz del Papa las necesidades y situaciones adversas que hoy por hoy siguen aquejando a los habitantes rurales. El sumopontífice se partió agradecido con el pueblo colombiano y latinoamericano: «¡No te decimos adiós, Colombia, porque te llevamos más que nunca en el corazón!».
Por: Mónica Lozano. Periodista.