Asesinato del sacerdote Rubén Alcántara pone a la Iglesia mexicana de luto una vez más.
Minutos antes de oficiar misa de las 18:30 horas, mientras ingresaba al templo, el sacerdote Rubén Alcántara Díaz (de 50 años de edad) fue asesinado ayer miércoles dentro de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Cuautitlán Izcalli, Estado de México (al norte de la Ciudad de México, en el extrarradio de la metrópoli).
A los pocos minutos arribaron al lugar policías municipales y estatales quienes acordonaron el lugar del homicidio, ubicado entre las calles Miraluna y Miramar en la colonia Cumbria. La Fiscalía de Justicia del Estado de México comenzó las indagatorias correspondientes.
Sin motivo, pero con saña
Las versiones aún son contradictorias. Sin embargo, de acuerdo con los vecinos del templo, el sacerdote caminaba con dos feligresas con quienes conversaba y cuando estaba por entrar a la parroquia, intempestivamente lo agredieron dos presuntos delincuentes armados con navajas, asestándole varias puñaladas que le causaron la muerte.
El Centro Católico Multimedial (CCM), organismo que se ha dedicado a denunciar las agresiones constantes y los asesinatos de sacerdotes que se producen sin cesar en la nación mexicana, lamentó el asesinato del padre Alcántara y recordó que en lo que va del sexenio a cargo del presidente Enrique Peña Nieto, 22 sacerdotes han sido asesinados.
“Con profunda tristeza comunicamos el asesinato del Padre Rubén Alcántara Díaz, quien era Vicario Judicial de la Diócesis de Izcalli. Por desgracia con la muerte del Padre Alcántara, ya son 22 los sacerdotes asesinados en lo que va de la presente administración”, publicó el CCM en sus redes sociales.
Recuento de horrores
El último ataque mortal a sacerdotes mexicanos sucedió en el Estado de Guerrero, el pasado 5 de febrero, cuando fueron acribillados a balazos el padre Germaín Muñiz García, de 39 años, originario de Mártir de Cuilapan; así como el padre Iván Añorve Jaimes, de 37 años de edad, originario de Acapulco.
En 2017 fueron asesinados cuatro sacerdotes. El padre Felipe Altamirano Carrillo, sacerdote indígena de la prematura del Nayar, en Nayarit; el padre Joaquín Hernández, de la diócesis de Saltillo; el padre Luis López Villa de 73 años, de la diócesis de Nezahualcóyotl, y el padre José Miguel Machorro, quien fuera brutalmente atacado con arma blanca, después de celebrar la misa en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
Con tres asesinatos en los cuatro primeros meses de 2018, este año se perfila, una vez más, como un año terrible para el sacerdocio en México, la segunda nación con mayor número de católicos del mundo.