Por casi 40 años en la localidad de Kennedy al suroccidente de Bogotá, funcionó una de las plantas más grandes de Bavaria; allí se producía y embotellaba buena parte de la cerveza que consumían los bogotanos. Un bosque que rodea los viejos edificios fue sembrado para aislar a los vecinos del ruido que producía la fábrica.
Este bosque con más de 3.000 árboles, sería reemplazado por 9.553 viviendas estrato cuatro, 1.259 viviendas de interés social y 1.526 viviendas de interés prioritario. Los vecinos no están dispuestos a renunciar al último oasis verde de su localidad.
Todo se dio el pasado 13 de junio cuando el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, firmó el Decreto 364 a través del cual se adoptó el plan parcial Fábrica Bavaria, un proyecto que pretende construir en las antiguas instalaciones de la fábrica.
La idea de perder el bosque tiene preocupadas a las comunidades vecinas de los barrios Aloha, Marsella, Villa Alsacia, Techo Primer Sector, Bavaria y San José de Bavaria.
Como parte del proyecto, del suelo total perteneciente a la compañía, avaluado en un billón de pesos, el 45 % (aproximadamente 34,12 hectáreas) se destinaría a espacio público para la ciudad. Ahí se construirían 13,5 hectáreas de parques y alamedas, 4,8 hectáreas en suelo para equipamientos, 1,66 hectáreas para el control ambiental, 3,68 en malla vial, 14,05 en vías locales e intermedias, y 0,13 hectáreas en espacio público adicional.
Las comunidades de los barrios vecinos piden que se respete este patrimonio con el cual han convivido por más de 30 años. “Pasé de despertarme con el sonido de los pájaros y el olor a pino en la mañana a hacerlo con el ruido que generan las motosierras”, dice Manuel Acero, residente del barrio Marsella. A lo que se refiere es a una primera tala de árboles autorizada por la Secretaría de Ambiente.
María Carolina Castillo, secretaria de Hábitat, comentó al periódico El Espectador que la tala de estos 350 árboles no está relacionada con el plan Fábrica Bavaria, sino que fueron retirados por solicitud de la empresa, ya que tenían una alta probabilidad de volcamiento y eran un riesgo. Pero los vecinos han interpretado esta tala como una primera alerta de lo que podría venir si el proyecto sigue adelante.
José Torres y su esposa, Miriam Ramírez, son dos profesores retirados que llevan 20 años estudiando el extenso bosque que se puede observar del otro lado de las ventanas de su apartamento. Juntos han hecho un inventario del número de especies animales y de árboles que rodean la fábrica abandonada.
Registraron alrededor de 16 especies de aves, entre las que se encuentran el colibrí verde metallura y el búho gritón rayado. Así mismo, dicen que la totalidad de árboles dentro del predio, donde se encuentran organismos como el Eucalyptus globulus, la acacia y la araucaria, libera en promedio 906 toneladas de oxígeno al año y captura aproximadamente 800 toneladas de dióxido de carbono.
Pero, según explica la secretaria de Hábitat, no es cierto que las 20,7 hectáreas del arbolado se vayan a talar. El proyecto, afirma, se hará en seis etapas, y para cada una de ellas se tiene planeado hacer un censo en detalle de los árboles y especies que lo conforman. Antes de tener estos resultados no se podrá saber qué tanto se afectaría el terreno
Francisco Castañeda, edil de Kennedy, es otro de los involucrados que no está de acuerdo con el plan. Además de afirmar que no entiende cómo se puede acabar con este pulmón para la localidad, que es una de las zonas más contaminadas por material particulado, según el Ideam, teme por la sobrepoblación que traería el plan de viviendas. “No habrá infraestructura vial que soporte este gran número de personas”, afirma.
Para los vecinos, entonces, la solución podría estar en que se involucre más a la comunidad en la toma de decisiones.
Sin embargo, tanto la Secretaría de Hábitat, como Bavaria, aseguran que es un proceso que se ha llevado de la mano con la comunidad. La empresa, por ejemplo, emitió un comunicado en el que dice haber tenido en cuenta las manifestaciones hechas por algunos miembros de la localidad de Kennedy y reitera que esta decisión se tomó cumpliendo la normativa ambiental del Distrito.
El proyecto es prácticamente un hecho. No obstante, la discusión por este predio de propiedad privada sigue en pie. La comunidad de los barrios vecinos seguirá luchando por su conservación.
Ya van 26.534 firmas en una campaña creada en la página Hagamos Eco, de Greenpeace, dirigida al ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis G. Murillo, con el fin de frenar el proyecto.
Igualmente, el 4 de agosto habrá una marcha de antorchas, seguida de una iniciativa llamada “Mil bicis por el bosque” al día siguiente, para ponerle freno a lo que los vecinos consideran que sería la destrucción del pulmón de su localidad.
Autor: Paula Mondragón, Facilitadora EDC – Boyacá. @paulamondra14
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg