En el claro oscuro del amanecer y con el susurro de la brisa del Pacífico, a las 5 de la mañana de todos los días aparece por la esquina principal del barrio la unión, esa negra hermosa, con su caminar inconfundible de la mujer de Nuquí y su sonrisa de dientes sublimemente blancos, quien a sus 54 años menea su cuerpo como una de quince. Ese es el principio del éxito de la protagonista de esta entrevista, quien a distancia genera admiración y respeto por su raza.
Desde el año 2013, la señora Inés Valencia, Arusiseña de nacimiento, corregimiento de Nuquí, comenzó con la idea de hacer algo diferente, a partir de la muerte de su hija Isela Obregón Valencia, todo para no morir en el recuerdo de quien era la segunda de sus 5 hijos y más que su hija, su confidente.
El periódico el campesino visito el Choncay de doña Inés, como se conoce culturalmente a los kioscos que venden comida en la costa Pacífica del Chocó y le preguntamos:
¿Doña Inés, usted ve el negocio gastronómico como una fuente de ingresos importante?
“Claro siempre me da para el sustento de mis dos nietos, mi esposo, y los hijos, mi negocio me ha mejorado la calidad de vida, he mejorado mi ranchito, compre mi carpa, además no solo económicamente el proyecto me ha favorecido, también me ha dado muchos amigos locales que antes a duras penas nos saludábamos, hoteleros, turistas extranjeros y de Colombia, estoy reconocida en las revistas de turismo en muchas partes del mundo, entonces ¿dígame si mis empanaditas no me han mejorado la calidad de vida?, claro que si, además ya soy mejor persona y se me relacionar mejor con los demás”.
¿Cómo consigue sus productos?
Compro mi pescado a los pescadores de línea, no de mallas, porque son los que verdadera cuidan el mar, ese pescado aparte de fresco es más barato, apoyo a mis compañeras piangueras porque les compro su pianguita para hacer empanadas de piangua, a los agricultores les compro el plátano, la yuca y las verduras de la casa.
¿Cree que es un ejemplo para la comunidad?
“Claro que lo creo, soy un ejemplo. Pero vea, lástima que mi emprendimiento nació de una tragedia, pero quiero y creo que, sin necesidad del dolor, pueden salir buenas ideas; por eso estoy siendo ejemplo para las mujeres jóvenes de Nuquí, y espere que pase la temporada y comienzo a estudiar con el programa de las escuelas estas donde está mi nieto en el colegio, para aprender a manejar los computadores, manejar mejor mi plata, para después enseñarles a las muchachas y así tengan como empezar su nuevo negocio”
¿Quiénes se benefician de su proyecto?
“Yo aparte de producir alimentos para los turistas, que son los primeros beneficiados, muchas personas se benefician de mi negocio porque compro a pescadores, piangueras y agricultores, además entré al gremio de los hoteleros porque ellos me traen a sus turistas a probar algunas de las cosas que yo hago, eso beneficia a todo el turismo de Nuquí. Para una próxima oportunidad les ofreceré una receta para que todos los lectores del periódico se animen a prepararlo o de lo contrario que vengan a Nuquí a probar y aprender de la mano de la dueña de la receta, aquí son todos bienvenidos”
¿Se ha sentido discriminada o excluida por la comunidad?
“A pesar de mi edad y mi raza, no me siento menos ni más, por el contrario la gente me admira por mujer y por mi berraquera, no tengo tanta fuerza, pero si más ganas que muchas jóvenes para trabajar, y eso es lo que quiero cambiar, quiero que aprendan a producir jóvenes para vivir mejor viejos, que no es bueno depender de nadie y que el trabajo nos dignifica como mujeres campesinas y más cuando el producto es recolectado con tanto esfuerzo de la tierra y del mar”
¿Su negocio ha crecido?
“Claro mi negocio ha crecido porque apenas vendía las empanaditas, ahora vendo muchas cositas mas como patacón, pescado frito, arepa de huevo, pescado mechado, pescado tapado, carne desmechada, agua de panela con las hiervas de la región, jengibre, limón, limonaria y muchas cosas más ya tengo en mi carpa, compre mi carro fritador, mis sillas, antes el turista comía aquí parado, sigo en la calle pero ahora todo es más cómodo”.
Doña Inés recibió una felicitación muy merecida por parte del periódico el campesino y se le aclaró que “Las escuelas esas donde estudia su nieto” son Escuelas Digitales Campesinas y que pertenecen a Acción Cultural Popular – ACPO, lo cual le causo cierta emoción y se comprometió a realizar el curso de alfabetización digital.
“La educación es el medio, el emprendimiento y las ganas de ser mejor están dentro de sí mismo” Miguel Angel Arango Facilitador EDC Nuquí
Autor: Miguel Ángel Arango, Facilitador EDC, Chocó.
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg