En La Guajira, gran parte de sus habitantes no cuenta con los bienes y servicios básicos para vivir con dignidad y, como lo mencionó Mauricio Albarracín en una nota para el periódico el Espectador: “El departamento en su conjunto sufre una crisis del derecho al mínimo vital”.
El agua es una de las grandes necesidades del departamento; al recorrer su zona rural, donde habitan las comunidades indígenas Wayuu, se puede evidenciar la dificultad para abastecer a una familia, en aquellas rancherías donde la soledad es golpeada por los fuertes vientos y la arena.
Hace poco, la Corte Constitucional visitó La Guajira durante una inspección judicial relacionada con una acción de tutela, donde se evidenció la gran falta de agua. Si la situación es crítica en los corregimientos y los centros poblados de la Alta Guajira, lo es aún más en la gran cantidad de asentamientos dispersos en los 15 mil km² de territorio guajiro.
En las zonas rurales de la Alta y Media Guajira las comunidades subsisten del agua que consumen de los pozos, que en su mayoría proveen agua salobre con altos contenidos de minerales; en otros casos, consumen de los jagüeyes que almacenaron agua en el invierno anterior, donde comparten el preciado liquido con los animales, los cuales tampoco tienen otra fuente de subsistencia.
Son muchos los proyectos que entregan tanques de almacenamiento de agua para los hogares y, algunos de gran tamaño, para comunidades enteras pero, aunque pueden haber requerido una gran inversión, actualmente no contienen agua.
La Guajira ha recibido varios millones de pesos durante años, sin embargo, continúa careciendo del recurso vital del agua. La adaptación y pasividad de sus habitantes es menospreciada por muchos, que desconocen la situación de un territorio aislado al cual le exigen “pruebas” para sus acusaciones.
Autor: Erica Correa, Facilitadora EDC – La Guajira.
Editor: Katherine Vargas Gaitán, Periodista Editora. @KatheVargasg