El día que nos imaginemos a todos los colombianos como personas y como iguales, ese día, quizá estaremos aún más cerca de la paz.
Por: Kenny Lavacude
Hice el ejercicio de pedirle a 5 personas de diferente edad que me describieran un campesino. El resultado fue muy parecido. 4 imaginaron un hombre. Lo imaginaron de edad avanzada (entre 45 y 60 años), con botas de caucho, camisa de cuadros (excepto uno que imaginó al campesino con ruana ¡y sin camisa!), bluyín sucio y cachucha (excepto el de la ruana, que tenía sombrero de paño color café). Los cuatro tenían machete. La única mujer del ejercicio era igualmente de edad avanzada, usaba delantal de colores y estaba sentada vendiendo frutas y verduras.
Un ejercicio parecido, pero con una muestra mayor, hice en el año 2012, y el resultado fue prácticamente el mismo.
Y sigo sin entender por qué razón no imaginamos a los habitantes rurales, hombres y mujeres, como seres humanos, sino como productores. En el imaginario de los habitantes urbanos parece que no cabe un niño, niña o joven rural. No se concibe que jueguen, lloren, rían, hagan deporte, escriban, canten, se enamoren… en fin, cualquier actividad de todos los seres humanos, algunas de las cuales no solo son propias del género humano, sino que también representan derechos de todos los ciudadanos colombianos.
En el caso, por ejemplo, de las actividades consideradas como recreación y deporte, la Constitución Política de Colombia en el artículo 52 las incluye dentro de los derechos sociales, económicos y culturales así: “el ejercicio del deporte, sus manifestaciones recreativas, competitivas y autóctonas tienen como función la formación integral de las personas, preservar y desarrollar una mejor salud en el ser humano. El deporte y la recreación forman parte de la educación y constituyen gasto público social.” La risa, el baile o el paseo de olla quizá no se encuentren en la Constitución, pero forman parte de las acciones más propias de los seres humanos que el hecho de llevar un azadón al hombro.
El día que nos imaginemos a todos los colombianos como personas y como iguales, ese día, quizá estaremos aún más cerca de la paz.
Buen artículo doctor Kenny. Uno de los caminos que abre estas posibilidades es justamente estudiar la Constitución para conocer los deberes y derechos. Y claro que el paseo de olla está incluido en las costumbres autóctonas y recreativas.
Hola Kenny, ese articulo tuyo demuestra una vez mas, que el hombre ve, lo que quiere ver, eje de donde viene la papa? del campo, por ende la imagen es de aquel ser humano que cultivo la papa, no nos detenemos a pensar, en su familia, y otras actividades cotidianas,ESTO NOS SIRVE DE REFLEXIÓN PARA VISUALIZAR MAS ALLÁ DE……… muchas gracias