El sacerdote P. Jacques Hamel de 84 años asesinado en una parroquia del norte de Francia es el nuevo signo de sacrificio por la fe cristiana.
Por: Édison Fabiany Buitrago Bautista.
El sacerdote Jacques Hamel de 84 años, que servía en la parroquia de Saint-Etienne-du-Rouvray es la nueva víctima del terrorismo que afecta a Francia. Esta muerte, que ha consternado al mundo, significa un nuevo mártir para la iglesia católica y se nos hace un llamado en la iglesia a fortalecer nuestra fe en tiempos de violencia y persecución.
Todo sucedió cuando dos terroristas, que se auto-proclamaron miembros activos del estado islámico entraron en la parroquia de Saint-Etienne-du-Rouvray, tomando varios rehenes que participaban en horas de la mañana de la Eucaristía. Los dos terroristas dejaron sin vida al sacerdote de 84 años e hirieron a otros varios rehenes. Entre los rehenes se encontraban tres monjas, una de ellas logró escapar y alerto a las autoridades sobre los hechos, lo que logro salvar a los demás rehenes.
Aciprensa informó que dentro de la comunidad de Rouen se apreciaba al sacerdote Jacques Hamel. La comunidad y sacerdotes compañeros lo describieron como una persona llena de paz, valiente y servicial. Los representantes de la religión musulmana dieron su sentido pésame por el asesinato del sacerdote y el papa Francisco lamentó la muerte violenta del presbítero francés.
Ayer durante la apertura de la Jornada Mundial de la Juventud – JMJ que tiene lugar en Cracovia, se dedicó la primera eucaristía a la memoria del sacerdote Jacques Hamel.
La pérdida de este sacerdote es un claro signo de la persecución que aún vive la iglesia y hasta donde puede llegar una distorsionada vivencia de la fe, concluyendo en un fanatismo intolerante de las demás personas que no confiesan su fe. Según palabras del arzobispo de Rouen en Francia “la única arma que tiene la iglesia en estos momentos es la oración y la fraternidad” manifestando las acciones que como iglesia nos deben unir ante la violencia de estos grupos extremistas.