En medio de la discusión política nacional del apoyo al proceso de paz, han surgido posiciones en contra de los acuerdos, que no se conocen, y de las maneras de lograrla ¿Hasta dónde la democracia tolera la oposición a la paz?
Por: Dr. Luis Alejandro Salas
Colombia está enferma, enferma de violencia. Estamos en momentos de difícil entendimiento en el país. Hay una verdadera crisis o sea que la situación puede resolverse en favor o en contra. Son momentos de duda, de agitación, de turbulencia.
Si tenemos que decidir sobre la conducta a seguir para controlar las afecciones, salvar la vida y devolver el bienestar al enfermo, es posible que se convoque a una junta médica, con diferentes especialistas según el caso, para escuchar atentamente los conceptos y puntos de vista de cada uno, que no siempre van a ser acordes.
Es importante que haya diferentes elementos de análisis y que cada uno pueda soportar sus tesis con base en datos fidedignos. Hay que sostener las opiniones basadas en realidades y en pruebas contundentes. Todos deberán tener el propósito de estudiar el caso, observando los diferentes caminos que se planteen para buscar soluciones.
Muchas veces se llega fácilmente a un acuerdo, luego de discusiones y explicaciones pero en otras ocasiones se mantienen posiciones divergentes. Es necesario estar dispuesto a modificar la visión inicial o la posición asumida en un principio.
Finalmente el médico tratante o quien convocó a los profesionales para consultar sus impresiones, ha de ser quien agradezca la participación de los expertos asesores, tome las opiniones que considere más juiciosas y seguramente les plantee a los familiares interesados lo que parece mejor para el enfermo.
Según las circunstancias deben contarse al interesado, en términos comprensibles, lo que está sucediendo en contra de su salud y lo que se sugiere que debe hacerse para mejorarla. Hay que contar con su aceptación y quizás con su muy importante participación en las medidas que deben tomarse para superar los momentos difíciles.
Frente al proceso de paz, se requiere el concurso de los habitantes de la nación para superar los males. Claro que la solución no garantiza que todo quede arreglado y no vuelvan a presentarse otras novedades. Tenemos que salir adelante y luego tratar de mantener las mejores condiciones para sobrellevar las secuelas o lesiones que queden y las que puedan venir.
Todos tenemos el derecho a observar, analizar, juzgar y opinar. Pero puede ser que no siempre tengamos la razón y otros puedan estar en lo cierto.
Podemos estar de acuerdo o no con las determinaciones de quien comanda el tratamiento, pero en busca del bienestar hay que acatar las disposiciones en favor del enfermo. Colaboremos con lo que nos toca ahora y lo que debemos hacer luego. Ojalá no sea tarde.