El suelo fértil es y siempre será el ADN o la radiografía de las fincas, pues a partir de su riqueza nutricional la respuesta de la plantas podrá ser la que esperamos.
Por: Fernando Vera Ballesteros
Estudiante de las EDC de Marinilla, Antioquia
Desde la época nuestros antepasados, cuidar el suelo fértil fue la base principal para producir, y más aún cuando realizamos en él una práctica mecánica sin lastimar todos los micro y macro organismos que allí trabajan para nosotros. Es que trabajar el suelo fértil se volvió una práctica ambiental obligatoria. Por ello la lección de nuestros padres de hacer el montón o “basuriao” es hoy una técnica indispensable para mejorar las condiciones del suelo fértil, lo que se conoce como compostaje.
Sea pues este el momento para resaltar la bella labor que cada organismo en conjunto con el hombre y la misma naturaleza hacen para que el suelo fértil sea la base principal donde las plantas se desarrollen completamente y nos brinden el alimento.
Nuestro campo, en toda su dimensión, permite al hombre hacer uso de sus tierras pero con una exigencia: su protección y conservación. Logramos esto cuando incorporamos elementos que la misma naturaleza nos brinda para hacer de estas tierras un suelo fértil.
Para concluir, el suelo fértil es la sumatoria de todos los elementos biodegradables que la misma naturaleza nos aporta y que éste a su vez se convierte en el hábitat de micro y macro-organismos que solo buscan favorecerlo.
Colombia, a pesar de la mano inescrupulosa del hombre, sigue teniendo suelos fértiles y nuestras necesidades de alimentación de cada día son respondidas con muchos productos que el campo nos regala desde este suelo fértil.