A 70 kilómetros al oriente de Bogotá, se encuentra el Parque Nacional Natural Chingaza. La fauna y la flora del páramo son impresionantes, águilas, cóndores, osos de anteojos, frailejones y cerca de 2 mil especies más, componen una de las fabricas de agua más importantes del país.
Por: El Campesino.co
La inmensidad geográfica de Bogotá, el ajetreo y el » corre corre» propios de una de las ciudades más grandes e importantes de América Latina, suelen dejar de lado temas fundamentales y cruciales para la ciudad. Según la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, cada bogotano consume entre 90 y 110 litros de agua por día.
El privilegio de poder consumir agua todos los días del año, las 24 horas del día, se debe entre otras cosas a los páramos que se ubican en los extremos montañosos que rodean a la capital. Desde 1977 se declaró como Parque Nacional y no era para menos, desde este páramo se extrae el agua que alimenta la red matriz de abastecimiento que lleva el liquido a Bogotá, 15 municipios de Cundinamarca y tres del departamento del Meta,
En medio del fenómeno del niño y del verano que por estos días tienen a mas 150 municipios con racionamientos, este diario digital visitó una de las fábricas naturales de agua más importantes de Colombia. Allí se ubica el embalse San Rafael, crucial para abastecer de agua a mas 9 millones de personas. La imagen no es nada alentadora, es notorio el descenso del nivel de almacenamiento.
La sequía también se siente en el páramo, la tierra está seca y las plantas que se pueden observar cerca de los senderos, no la están pasando del todo bien, los pequeños riachuelos que por allí corren, se les nota débiles, como si les faltara fuerza. Decenas de invernaderos se han colado en las faldas de las montañas que limitan con el parque, Fomeque, Choachi, La Calera, Ubaque, Junín entre otros municipios comprenden el área de influencia.
De los páramos dependen más de 17 millones de colombianos, más de la mitad del agua que usamos para todas las tareas diarias está en serio peligro, el cambio climático es una realidad, Chingaza lo siente todos lo días, las temperaturas empiezan a hacer efecto en el frágil y delicado páramo.