Probablemente no existe un solo chocoano que no tenga en su historia familiar un tátara abuelo, bisabuelo o abuelo que no haya puesto su granito de arena en el Canal de Panamá.
Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes Facilitador de las EDC de Nuquí, Chocó
El departamento de Chocó y Panamá por años han sido hermanos, no importa si políticamente están separados o no. Cuentan los más viejos que cuando se separó Colombia de Panamá para ellos fue algo muy doloroso, y más aún cuando a los que trabajaron en la construcción del Canal de Panamá o en la capital misma ya no podían entrar y salir libremente como lo hacían antes. Desde ahí comenzó a llamarse frontera Chocó- Panamá.
Hoy el Canal de Panamá es una grandísima obra de infraestructura intercontinental, que además de hacer parte de la industria mundial, es una atractivo turístico que cualquier habitante del planeta quiere visitar, para conocer su historia desde el paso de su primer barco llamado Ancón, en el año de 1914 y que duro 9 horas, hasta el avistamiento de los grandes transatlánticos el día de hoy.
El Canal de Panamá hoy es una obra querida y visitada por los chocoanos tal vez con más ganas y orgullo que una visita a Bogotá. El chocoano y en general el costeño del Pacifico tiene esa bandera en su sangre y extraña mucho su Panamá, tanto que cada vez que sienten el abandono del gobierno nacional sueñan con ser panameños, como lo señala don Miguel Martínez quien orgullosamente tiene en su pequeña moto taxi la bandera de Panamá y la foto del Canal de Panamá. “El día que el gobierno confirmó la no construcción de la carretera y se robó tanta plata, mi hijo Alex hizo la bandera de Panamá a modo de protesta y la policía le quito la bandera y con amenazas lo callaron por un error del gobierno”. Estas son las expresiones de un pueblo que ve un país a tan pocos kilómetros con tanto desarrollo y con obras como el Canal de Panamá, que lo hacen comparar con la costa pacífica chocoana que no tiene siquiera carretera por donde entrar sus insumos básicos.
Desde otro punto de vista, cuando llegan los turistas a Nuquí, Bahía Solano o Jurado, siempre hay un adulto que pregunta: “¡Ey! Gringo! (sin tener en cuenta nacionalidad, todos son gringos o paisas) ¿Antes de Colombia visitó el Canal de Panamá o la va a hacer de regreso?” Lo promueven de tal manera como si hiciera parte aún de Colombia, y le cuentan a los foráneos que la gran mayoría de peoductos, como los electrodomésticos, el trago o el taxi moto, entran por el Canal de Panamá. Sin él la costa pacífica colombiana no tendría muchas cosas para una vida medianamente agradable.