EDC Cundinamarca/ Presupuesto agrario, en cuidados intensivos

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Cundinamarca

Agonizando se encuentra el agro en Colombia después de conocerse el proyecto de presupuesto agrario para el año 2017.

Por: Nelson David Ruiz Guzmán, facilitador EDC- Cundinamarca

Cinco locomotoras representan el desarrollo de Colombia en el gobierno Santos. Sin embargo, la locomotora del sector agrario se queda atrás por cuenta del presupuesto agrario, tan solo comparable con la inversión realizada en el año 2006.

El presupuesto agrario sufre una reducción superior al 33,6%, pese a que el grueso del presupuesto se incrementa en un 4,7%. Una de las razones que se esgriman para este fenómeno es que la mayoría del presupuesto será destinado para el pago de la deuda y no para la inversión, que sería el sector al que pertenece los gastos del agro.

La reducción del presupuesto agrario vaticina consecuencias catastróficas para el campo colombiano. Más cuando a lo largo del gobierno Santos el campo ha sido protagonista de varios paros nacionales que reclaman inversión significativa para este sector.

Quizás las dos más graves consecuencias de la reducción del presupuesto agrario de 2017 serán la recuperación del campo después de los fenómenos naturales que ha vivido el país y el posconflicto. Probablemente sufrirán ambos procesos, precisamente en un momento cuando el campo sin duda va a ser un protagonista fundamental en el ejercicio político de la paz.

Una posible solución al problema del presupuesto agrario, aunque no completa, es que los otros ministerios hagan evidentes inversiones en el sector a través de programas de tipo social rural. Con menos presupuesto agrario es claro que los campesinos tendrán menos posibilidades de recibir subsidios e incentivos, conllevando un peligro adicional: proteger la industria nacional de importaciones de alimentos ya favorecidas con diferentes tratados -TLC- internacionales firmados.

La reducción del presupuesto agrario para 2017 es una clara desventaja para los agricultores colombianos, pues muestra que no son una prioridad para el país en términos de inversión nacional. Los distintos acuerdos logrados en paros nacionales realizados en los últimos años se incumplirían de manera tajante.

Además, existe una gran posibilidad de que el primer punto de los diálogos con las Farc en la Habana se incumpla, porque sin dinero es imposible incluir a los campesinos en programas de desarrollo. Sobre todo, en sectores como asistencia técnica, subsidios, créditos y generación de ingresos.

Con toda esta realidad queda un ambiente de zozobra. En el sector agrario parece que el bla bla bla ha sido más importante que las acciones concretas para fortalecer la vocación de Colombia: la agricultura.

Hasta el momento el presupuesto agrario está en fase de Proyecto de Ley y debe surtir los trámites de aprobación en el Congreso de la República y de sanción presidencial. Sin embargo, tomando en cuenta cómo se han desarrollado estos procesos en el pasado, se sabe que lo aprobado nunca es muy distinto a lo proyectado inicialmente.

Ahora bien, ¿qué opinarán los pasajeros de la locomotora del sector agrario? ¿Cómo pueden las reducciones de presupuesto invitar a los campesinos de Colombia a que se suban a la locomotora del progreso del país?

*Este es un texto generado a partir del trabajo de las Escuelas Digitales Campesinas de Acción Cultural Popular- ACPO, que buscan promover el liderazgo del campesinado colombiano a través de procesos de educación, formación y capacitación, orientados a su dignificación, inclusión y desarrollo.

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