Jóvenes rurales se empoderan por las narrativas de paz en Arauca

Gracias a la Escuela de Comunicación Audiovisual Bosques de Vida, 9 jóvenes de Tame y veredas aledañas se convirtieron en voceros de sus realidades. Aprendieron a narrar desde sus saberes, la esencia de un territorio resiliente que busca sanar las heridas de la guerra.

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Foto por: La Palmita Centro de Investigación

El departamento de Arauca se caracteriza por sus imponentes mesetas y sabanas, cunas de gran biodiversidad. Una tierra llanera que no solo conserva la riqueza natural y cultural que la hacen tan atractiva, sino las historias que han resistido a la guerra y ahora buscan la construcción de paz.

Según el Centro Nacional  de Memoria Histórica, el municipio de Tame fue uno de los más afectados por el conflicto armado, pues por su geografía fue establecido como punto estratégico del paramilitarismo, y convertido en escenario de disputa con el ELN por la tierra y los recursos naturales.

Tras la firma del Acuerdo de Paz, muchas comunidades han decidido luchar por la dignificación de sus territorios, por eso en el camino hacía una verdadera paz resultan indispensables las voces que cuentan la verdad de lo sucedido desde la identidad de su región.

Entendiendo la importancia de ello, el Centro de Investigación La Palmita, estableció la Escuela de Comunicación Audiovisual Bosques de Vida, que se da en el marco del proyecto Bosques de Vida, dedicado a la restauración y conservación comunitaria en varias veredas de la zona. 

“El objetivo era empoderar a los jóvenes como actores comunitarios para que aprendieran a contar sus historias y se convirtieran en agentes de esos relatos del territorio. Al transcurrir el tiempo se dieron cuenta de que esos relatos deben ser contados por ellos mismos” cuenta Cristhian Aguirre, comunicador social encargado de liderar el proceso. 

La Escuela inició el 14 de agosto del 2021 y culminó el 30 de julio del 2022, contó con 10 talleres teórico – prácticos enmarcados en los módulos de escritura, fotografía, relatos sonoros y relatos audiovisuales. Los saberes abordados de manera colectiva le apostaron desde su inicio a narrativas enfocadas en el medio ambiente, la conservación y la construcción de paz. 

Cabe mencionar que, la escuela duró más tiempo de lo previsto a causa de coyunturas como la situación de orden público presentada en enero, lo que impidió el desplazamiento de las y los participantes al Centro Educativo Benito Juarez, institución con la que se firmó un convenio para dictar allí las capacitaciones.

Pese a todas las dificultades, estos jóvenes rurales siguieron adelante reconociendo su rol transformador, pues como afirma Cristhian Aguirre “en la medida en que esa comunicación sea social y esos procesos de narración se democraticen, se empiezan a fortalecer lazos en cuanto a la construcción de paz,  tejido social y conocimiento de la historia”. 

Viajeros de una historia colectiva

El 30 de julio en la Biblioteca Fray Ignacio Mariño Tame, 9 jóvenes protagonizaron lo que sería una exposición itinerante llena de emociones. Desde sus saberes lograron plasmar y compartir la esencia de sus territorios y comunidades, aprendieron que una imagen dice más que mil palabras y que a través de un escrito se puede construir memoria para cambiar una realidad.

El encuentro contó con una mesa de jurados compuesta por Gustavo Espíndola, fotógrafo y documentalista de la productora audiovisual Negrita Films; Paula Cubillos, productora de podcast de El Espectador; Carolina Díaz, periodista en  Arauquita de Radio Nacional; y Karina Porras, editora del periódico El Campesino.

Aunque fueron 4 las historias premiadas en cada formato, el jurado y el Centro de Investigación resaltaron el esfuerzo y propuestas de cada participante, y refirieron la importancia de que este tipo de proyectos se replique en otras zonas del departamento y del país. 

¡Un enorme agradecimiento y felicitación a las y los narradores!

Por: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.

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