La 30° edición del Festival de la Chicha se llevará a cabo este próximo 10 y 11 de noviembre en el barrio La Perseverancia, localidad de Santa Fe en el centro de Bogotá. El evento, además de contar con degustaciones de chicha, dará a conocer la historia de la bebida y su proceso de elaboración. Finalmente, contará con actividades artísticas para el disfrute de los asistentes.

Durante cada edición de “La chicha, la vida y la dicha”, decenas de espectadores se acercan para degustar de esta bebida ancestral. El evento es también la oportunidad de invitar a lugareños, asistentes y extranjeros, para que participen, defiendan el festival y sientan en su paladar una parte de la historia de Colombia.

El festival, que cuenta con el apoyo de la Alcaldía Local de Santa Fe, le apuesta al fomento y la conservación de esta bebida como símbolo nacional. “Nosotros apoyamos de diversas formas desde logística, desde el impulso a las señoras chicheras, que vienen de un proceso bastante arduo”, asegura Gustavo Niño, alcalde de la localidad.

En esta ocasión, se rendirá tributo a la bebida a base de maíz, que recoge gran parte de la historia ancestral de Colombia. Esta data de la época precolombina cuando indígenas de la región Andina la tomaban para compartir la palabra o al celebrar rituales.

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Para el año 1988, los Vikingos, una asociación comunitaria integrada por habitantes de esta localidad, deciden organizarse para dar origen al festival en honor a la chicha. Hoy, 30 años después, chicheros y chicheras del sector en pleno siglo XXI aún conservan la liturgia indígena para su preparación.

La tradición que resiste al paso del tiempo     

En 1948 el consumo de chicha fue vedado en el país, en parte, por la llegada de la cervecera Bavaria, que fomentó la abstención en el consumo de bebidas fermentadas. Tal era el arraigo que tenía en los barrios populares de Bogotá, que su extinción y prohibición resultó imposible.

“Se remonta mucho antes de la época de la conquista, esta bebida se volvió muy popular y en el siglo pasado se consumía más que la cerveza, por lo tanto, comenzó una persecución por la chicha prohibiéndola”, detalla Luis Murcia, un chichero que sabe la historia y los altibajos que ha tenido la chicha durante los últimos 500 años.

Así las cosas y el valor que dan los habitantes de La Perseverancia a la chicha, Isabel Camargo, otra reconocida chichera del sector, da pistas sobre su preparación. La comadre explica que el maíz “se parte, se le echa miel; a los ocho días se vuelve y se muele, y se prepara la chicha; se deja enfriar y se echa a las canecas plásticas para que fermente”.

Por último, afirma que “la chicha es muy celosa”, dice que las personas que tienen ojos claros no la pueden ni mirar porque la aclaran. Asimismo, podría echarse a perder si alguien de mal genio intervine antes y después de su preparación.

Por: Andrés Neira. Periodista
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.

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