Como en muchas zonas del país, la situación de las escuelas rurales no ha tenido una solución duradera. En Cúcuta, desde el año pasado se han venido presentando una serie de acontecimientos que afectan a los niños y jóvenes pertenecientes a las escuelas rurales del municipio.
En febrero de 2018, ocho instituciones de los corregimientos y veredas San Faustino Nueva Esperanza, Palmarito, Puerto Nuevo y Puerto León; se vieron obligadas a suspender las clases a causa de las amenazas que recibieron más de 200 docentes por parte de grupos delincuenciales.
Por otro lado, en enero de este año 4.330 niños recibieron la noticia de que no podrían iniciar sus clases, pues la Secretaría de Educación municipal dio aviso de que el plantel no cumplía con el percentil que evalúa la calidad educativa por medio de las pruebas saber, y por esta razón la alcaldía no podría hacer la contratación con la institución.
El percentil por plantel debe ser de 30, y el colegio Camilo Daza no lo alcanzó. Las pruebas no fueron aplicadas porque, según el sacerdote Francesco Bortignon, director de la institución, el ministerio no tuvo los recursos y los trabajos por mejorar los procesos, no tuvieron forma de ser mostrados. No obstante, tras los esfuerzos de los sacerdotes encargados, las 7 sedes del colegio comenzaron actividades, con la incertidumbre de la situación, pues el contrato no ha sido firmado.
Le puede interesar: El trabajo de un rector que teje redes de liderazgo en Cúcuta
Otro aspecto que afecta a las escuelas rurales es que no hay suficientes profesores para cubrir la gran demanda de estudiantes. Por ejemplo, en apoyo a la situación de los niños venezolanos, el colegio Misael Pastrana tenía una solicitud de cupos de 600 niños y se pudieron incluir 400, lo que agrava la situación del cuerpo docente.
La misma situación se refleja en El Pórtico, escuela que, aunque cuenta con una mejor infraestructura, se enfrenta continuamente con las fallas para atender a los niños en el comedor, ya que el espacio no es suficiente para todos. Además, en la sede de San Pedro, solo hay dos maestros para 38 estudiantes.
Escuelas como Carmen de Tonchalá no cuentan con escrituras del predio y las solicitudes frente a esto y a la instalación para cubrir el patio principal, no han tenido respuesta. Esta escuela atiende a cerca de 320 estudiantes, quienes no viven en el corregimiento, y a pesar de las largas distancias, deben acudir allí por la falta de opciones.
Por: Karina Porras. Periodista.
Editor: Lina María Serna. Periodista – Editora.