Carta del campo: Mujeres senú aprenden sobre emprendimiento en Chocó

Tras culminar el curso de Asociación y emprendimiento de las Escuelas Digitales Campesinas, mujeres de la etnia senú que habitan en Riosucio, Chocó y que hacen parte del proyecto MIA, decidieron poner en práctica lo aprendido y avanzan con su apuesta productiva cuyo principal ´producto es la pulpa de maracuyá.

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Foto por: Miguel ángel Arango

A causa del desplazamiento forzado, mujeres de la etnia senú se asentaron en el municipio de Riosucio, Chocó, más específicamente en la vereda de Santa María la Nueva del Darién, para rehacer sus vidas con sus familias. Siendo gratamente recibidas por la comunidad afrodescendiente del sector, donde acordaron una alianza comunitaria entre las mujeres de las dos etnias.

Dicha alianza se dio cuando llegó en el 2019 el proyecto Mujer Mestiza, Indígena y Afrodescendiente – MIA liderado por la Unión Europea con apoyo de la Diócesis de San Vicente del Caguán, la Registraduría Nacional y Acción Cultural Popular – ACPO. Fue así como nació la Asociación de Mujeres Indígenas Senú – AMIS, tras la realización del curso Asociación y emprendimiento de las Escuelas Digitales Campesinas.

Cada martes estas indígenas que desafían las inclemencias del tiempo, salen de su resguardo hacia la biblioteca de Santa María, donde muy dispuestas y entusiasmadas comienzan su clase. Algunas con dificultades de lecto escritura, pero con el apoyo del facilitador de ACPO y de sus compañeras logran entender y poner en práctica los contenidos adquiridos.

Como fruto de este esfuerzo nació el proyecto Tienda Comunitaria AMIS, el cual plantearon después de asistir al taller de modelo de negocio canvas, evaluando quiénes serían sus clientes, cuál sería su estrategia de calidad y sus canales de distribución. Para el equipo de trabajo del proyecto fue una verdadera satisfacción ver cómo estas mujeres le pusieron todo el empeño para lograrlo, cuando compartieron por las redes sociales lo que ellas llamaron su esencia, pero que realmente es el logo de su asociación.

Una de sus participantes, la señora Marlene Martínez Morales, indígena de 70 años de edad, decidió comenzar su propio emprendimiento y dejar de vender por unidades el maracuyá que le daba su parcela. Ahora les extrae la pulpa, la empaca y describe su valor nutricional para venderla en las comunidades aledañas y sacarle un mejor provecho.

Después de unos días se enteró por las redes sociales del proyecto MIA, de la nueva ley de emprendimiento que dice que los microempresarios de alimentos y cárnicos pueden gestionar el registro INVIMA de manera gratuita siempre y cuando se capaciten en buenas prácticas agrícolas. Capacitación que ya comenzó, entonces llega al pensamiento colectivo el viejo y conocido refrán “loro viejo no aprende a hablar” pero aquí en Chocó les estamos demostrando que no es tan cierto y que si están aprendiendo sin importar su edad.

Por: Miguel Ángel Arango Cifuentes. Facilitador educativo del proyecto MIA.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora.




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