Con una mejora equivalente al 30% tanto en los diversos campos abordados como en la calidad de la leche, los proyectos desarrollados a partir del método de investigación-acción participación también aumentaron los ingresos y la calidad de vida de los participantes, la mayoría de los cuales forman parte de cooperativas y asociaciones.

Por este “gran aporte a la humanidad y al desarrollo científico del país”, el gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, entregó un reconocimiento al profesor Juan Carulla y a otros destacados miembros de la comunidad académica del país, en el marco del foro “Nuevas tecnologías, herramientas para el desarrollo”, que forma parte de la agenda académica de ExpoCundinamarca 2018.

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Los ambiciosos proyectos contaron con la participación de docentes de las facultades de Ciencias y Medicina Veterinaria y de Zootecnia, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos, y de estudiantes de pregrado, maestría y doctorado de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), Agrosavia y la Universidad de La Salle.

“Gracias a estos proyectos se han podido adelantar más de 10 tesis de posgrado, un bioplaguicida –por el Instituto de Biotecnología de la U.N. (IBUN)–, y un biofertilizante desarrollado por Agrosavia”, destaca el profesor Juan Carulla, director de ambas iniciativas.

El grupo de investigadores estuvo conformado por Germán Puerta Restrepo, director Científico del Planetario de Bogotá; José Ismael Peña Reyes, exdecano de la Facultad de Ingeniería de la U.N.; Paulo Orozco Díaz, físico y magíster en Física Atómica y Molecular, y Esperanza Morales, física de la U.N.

Alianza ganadora

La necesidad de ofrecer nuevas soluciones a distintos problemas hizo que los productores se acercaran a la academia, donde el trabajo mancomunado logró darles un giro a las técnicas tradicionales y generar tecnologías en cuyo desarrollo siempre se contó con la participación de las comunidades.

“Muchas de las dificultades para implementar los nuevos procesos y herramientas radica en que los usuarios finales comprendan para qué sirven, además de constatar sus potenciales beneficios”, explica el docente Carulla, quien llama la atención sobre la importancia de generar conocimiento a partir de problemas reales.

Se trata de un proceso constante, que en buena medida requiere de disciplina y seriedad para generar un ambiente de confianza que deberá reflejarse en los resultados y compromisos acordados.

A pesar de las dificultades iniciales, debido a las posibles reticencias y falta de costumbre con las prácticas que suelen emplearse desde una perspectiva académica, el contacto permanente propició un ambiente de confianza para alcanzar los objetivos propuestos.

La clave del éxito

Pese a los retos que plantea dirigir un equipo inter y transdisciplinar, alcanzar las metas propuestas y ejecutar las distintas tareas para lograrlo depende de una planeación detallada, en la que cada equipo sepa qué hacer, además de verificar los compromisos pactados.

“Cómo, cuándo y con qué recursos se van a hacer las cosas debe estar muy bien descrito y planeado con anticipación, así el director se concentra en cómo se hace y se ajusta al cronograma”, destaca el profesor Carulla. Aunque los tiempos para ejecutar estos proyectos suelen ser limitados, el docente también advierte que como mínimo se debería contar con un plazo de dos a tres años.

En tal sentido, se debe tener en cuenta que hacer los primeros contactos con la comunidad y definir los lugares de trabajo puede tardar entre cuatro y seis meses, al menos un año de experimentación y otros seis meses para entregar resultados.

Si bien no es una tarea sencilla, para el profesor Carulla resulta evidente la necesidad de definir de manera muy precisa cómo, cuándo y porqué deben ejecutarse, de manera que el interventor pueda realizar una adecuada labor de verificación.

Fuente: Universidad Nacional de Colombia.

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